En la Navidad de 1988, Marta Sánchez, esa artista a la que confundían con Madonna en Estados Unidos y que de pequeña quería ser extranjera y llamarse Haddaway, fue la estrella invitada del programa de La Trinca ‘Tariro, tariro’. Para quien no lo recuerde, se trataba de un magacine donde algún famoso hablaba con los componentes del trío cómico y participaban en sketches diversos que permitían conocerlo más y mejor.
El programa normalmente tenía un punto picantón, como ya deja entrever su nombre, mas por ser Navidad en aquella ocasión el público lo tomaron los niños. Pero nada más empezar, Josep Maria Mainat, Miquel Àngel Pasqual y Toni Cruz rompen todos los estereotipos diciendo que «los niños sois un coñazo, pero por ser Navidad la dirección ha dicho que puede ser simpático tener niños en plató, pero sois un coñazo. Sois unos pesados, y el que se porte mal, a la calle».
Durante las diferentes intervenciones de Marta, la artista que protagonizó ‘Supernova’ afirmó referido al público adolescente que «inocencia proverbial no hay ya en esta edad, están aprendiendo muy deprisa y es bueno», dando a entender que todos eran un poco golfos y golfas, pero que eso mola. También afirmó que la frase «dejad que los niños vengan a mí» «es muy bonita por venir de donde viene» (de la biblia) y que «es muy bonito que te quieran los niños, porque es señal de que tienes buenas cosas».
Porque Marta se veía a sí misma casi como una musa infantil a la que «los niños me dan besos, solo, y la mano, a veces», y en otro de los momentos se convierte en una cría que duerme en su cama la noche de Reyes. Y entonces entran por su ventana tres particulares Melchor, Gaspar y Baltasar, a los que le cuenta que los niños «me piden autógrafos, posters, fotos, pegatinas, discos…» Por favor: ¿alguien en su infancia le pidió pegatinas a Marta Sánchez? ¿Y las conservas? ¿Marta llevaba pegatinas en los bolsillos de sí misma o cómo iba la cosa? ¿Pagaba la discográfica de Olé Olé semejantes stickers?
Pero lo mejor es cuando se habló de sexo, e incluso se dijo que quizá los niños en su carta de regalos «a lo mejor piden una Marta Sánchez hinchable». Y es entonces cuando estos particulares magos de Oriente le preguntan que si podría prescindir del sexo o de la comida, a lo que Marta, con su particular nulo desparpajo, responde «Caray, ¿no me podéis dejar esa? Las dos son muy importantes», por lo que Marta se revela tan gorda como viciosa.
Dentro vídeo.
Maravilloso! Tan gorda como viciosa, ja ja ja, me recuerda al juego de «Que eres mas… gorda, borracha o viciosa?»