7 formas de acabar una serie de televisión

La ficción televisiva española está en auge, y tenemos éxitos internacionales como ‘La casa de papel’ que demuestran que aquí podemos hacer cosas muy interesantes para la pequeña pantalla.

Para ayudar a todos esos compañeros guionistas a hacer mejor su trabajo y que nos sigan lloviendo los premios, hoy en Sufridores vamos a enseñarte cómo acabar una serie de televisión. Cómo poner el broche de oro a unas tramas cuando solo te han contratado doce episodios, vas escribiendo el once y ahora no sabes qué hacer con los personajes y sus andanzas. Aquí van unos ejemplos.

Vender la casa familiar

Una forma muy típica de acabar una serie, al menos antes, era vendiendo la casa, una mudanza. Lo vimos en ‘Friends’, con Monica y Chandler mudándose a otra ciudad, lo vimos en ‘Blossom’, o incluso en ‘El Príncipe de Bel Air’, cuyo último capítulo tenía ya la casa completamente vacía, y poco a poco los personajes se despedían como si aquello más que una mansión vacía fuese un funeral y estuviese el muerto de cuerpo presente.

Derribado la casa familiar

No siempre las casas se venden, ojo. En ocasiones los protagonistas se mudan porque la casa se cae a pedazos, como pasó en ‘Aquí no hay quien viva’. La serie de Antena 3 terminó porque el bloque se llenó presuntamente de termitas, y todos sus vecinos acabaron en la calle, diciendo adiós a esta nuestra comunidad. Un gran “oooh”.

Echar spray a la cámara y decir adiós

¿Cómo poner punto y final a una serie que no ha terminado cerrando sus tramas? ¿En qué curso de guionista te enseñan esto? ¡Oh, gran enigma sagrado!

‘Pepa y Pepe’, la serie en la que Verónica Forqué siempre vestía de morado, tuvo dos temporadas, en las que pasó un poco de todo. Los protagonistas cambiaron de empleo, o de pareja, o se vivía abduciones alienígenas sin explicación aparente.

Su último capítulo fue uno más, que fue el último como podría haber sido el número siete, solo que al final todos los personajes aparecían mirando a cámara, decían adiós y echaban spray a modo de fiesta. Todos continuaron trabajando en el cine, la televisión y el teatro, menos el niño, que nunca más se supo de él.

Que todo sea un sueño

Mejor echar spray a la cámara y decir adiós que fingir que todo fue un sueño, como ocurrió en ‘Los Serrano’. Historia de la televisión en el peor de los sentidos: como no sabían cómo despedir la serie, decidieron que el personaje de Antonio Resines se intentase suicidar, que se tirase de un puente y que luego resultase que toda la serie era un sueño suyo, que su mujer vive, que sus hijos están en casa y que todo es estupendo y maravilloso.

Cuando Antonio Resines y Belén Rueda se reencontraron en ‘Mi casa es la tuya’ coincidieron que aquello “no fue la mejor idea” para acabar la serie, pero claro, “¿qué haces para que una serie tan larga tenga un final apoteósico?”.

Pues chica, ya puestas, que hubiese resultado que Resines ve a la Virgen y se mete a fraile, o que es un reptiliano, o que se haga travesti imitador de Amparo de Dover y en la escena final hace un playback de ‘Serenade’. Por poder, se podían haber hecho otros finales apoteósicos.

Convertir en árbol al protagonista

‘David el gnomo’ nos enseñó a amar la naturaleza, y también que para dar un final apoteósico a una serie no hacía falta matar a nadie; conseguíamos el mismo efecto convirtiéndolo en árbol, como sucedió en el último capítulo de la serie.

¿Os imagináis que en ‘Verano Azul’ Chanquete no muriese sino que se hubiese convertido en árbol, o mejor, en barco?

Decir ‘Continuará’ y que sea metira

Así ocurrió en la serie ‘Celia’, de TVE. Tras seis capítulos fue cancelada por su alto coste, y en el último de ellos nos dejamos a la niña alistada en un circo. Un cartel nos dijo ‘Continuará’. Esto fue en 1993, y digo yo que entonces los nuevos capítulos deben estar ya a punto de estrenarse.