Apueste por una: Campanadas de Telecinco 94 vs Campanadas TVE 2005

Querida lectora, sabes que mañana es día 31 de diciembre, la tradicional Nochevieja. Y para conmemorar este día en el que Rappel nos da rituales que hay que hacer durante la transición de un año a otro, haceremos un peculiar enfrentamiento en nuestra sección de los miércoles: elegir las mejores campanadas.

Como sabemos que en tu lector de RSS estás cansado de ver el video patinazo de Mónica Marisa Naranjo, hemos optado por otras campanadas «sonadas». Así, hacemos un duelo José María Íñigo y Carmen Sevilla en Telecinco 1994, con los mejores deseos de la Diosa del Telecupón y un poco de dislexia de Íñigo,  contra Ramón García y Ana Obregón 2005,  año en el que no querían decir la cifra por miedo a tener rima, y en el que Anitísima tiró la capa de Ramontxu al público. Así pues, ¿por quién apuestas?

Apueste por Carmen Sevilla y José María Íñigo

Por JoniPod

Apueste por Ana y Ramontxu

Por Mike Medianoche

1. Porque era difícil mantener el tipo, después de que por toda España circulase un email incitando a decir «Por el culo te la hinco» cuando Ramón dijese «Feliz 2005».

2. Porque Ana hace las veces de Aramís Fuster, mostrando chicha y aconsejando conjuros científicamente comprobados para que el 2005 fuese un año chachipé.

3. Porque unas campanadas sin Ramón García es como Massiel sin un mantón, una preselección eurovisiva sin Mirela, un programa de Menudas Estrellas sin una niña imitando a Marifé de Triana o María Barranco sin pendientes de cafetera.

4. Porque Ana, siguiendo el guion (o no), mandó al carajo la mítica capa de Ramón García, una prenda que posiblemente hubiese dado muchos euros en una subasta de un Telemaratón.

5. Porque Ana y Ramón siempre serán un tándem mítico en la televisión, como Emilio Aragón y Lidia Bosch,  Miliki y Rita, Belinda y Chapis o Mari Tere y Terelu.

Por cierto, en el duelo de peluqueras de la pasada semana que enfrentó a Rosa Benito contra Raquel Mosquera acabó como Eurovision 1969, con un empate que dio la victoria a ambas, con un record de mínima participación del pueblo, como si de unas elecciones europeas se tratase.