Calé, la película más lesbiana de Rosario Flores

Por esto de que se acerca el Orgullo LGTBI+ (y perdón si me como alguna letra) voy a estar un par de semanas hablando de maricas, lesbianas, transexuales, travestis, transformistas y bisexuales -creo que de intersexuales no tengo ningún tema-. Y voy a comenzar con ‘Calé’, película española de 1987 cuya publicidad rezaba»Nunca una gitana y una paya se atrevieron a tanto».

Las lesbianas son casi invisibles en el cine español. Cierto es que las cintas de destape tenían muchos argumentos sáficos, del tipo “dos amigas que quedan para tomar café con erótico resultado”, pero que en realidad no contaban una historia de personas que viven una sexualidad diferente a la mayoritaria.

Una rareza en ese sentido, por huir del erotismo, es ‘Calé’, dirigida a mediados de los ochenta por Carlos Serrano y con guión de Serrano junto a Joaquín Oristrell, el padre de ‘Todos los hombres sois iguales’. Un filme que no tuvo una gran acogida y que en la crítica de El País tildaron como “película insostenible”.

Calé cuenta la historia de Cristina (Mónica Randall), una actriz veterana que va a interpretar a Eliza en Pigmalión (lo que viene siendo ‘My Fair Lady’ sin canciones, para quien no sepa de qué va Pigmalión). Luis, el novio de Cristina es fotógrafo publicitario y retrató a Estrella (Rosario Flores), una gitana que aparecía de espaldas en un anuncio. Cristina decide conocerla y le pide ayuda para construir el personaje, al que convierte en gitano y por ello le pide que le enseñe a hablar en caló.

La familia de Estrella descubre que posó desnuda y ella huye con su bebé y se va a vivir con Cristina, con quien parece haber congeniado; como en Pigmalión, la Randall convierte a Rosario en su discípula, le enseña a leer y a comportarse como una señorita. En una fiesta donde los invitados se meten coca en el salón como quien se fuma un cigarrillo Estrella resulta ser un animal exótico al que todos miran y analizan, algo que le hace sentir incómoda; y para colmo oye a Cristina decir que cuando estrene la obra le dirá que se vaya de casa.

Estrella se cabrea, claro, porque no tiene donde ir y le roba a Cristina sus joyas y dinero, e intenta rehacer su vida con un tal Parrita que vende ropa en el mercadillo, pero el hombre tiene miedo a la familia de su novia, que quiere recuperar al bebé, y los abandona en un bar sin dar explicación.

Cristina descubre que Estrella trabaja en un show nocturno y va a verla para aclarar lo sucedido; discuten, pero en mitad de la bronca acaban comiéndose el hocico, tras este precioso diálogo:

– Lo nuestro no podía durar.

– ¿Lo nuestro, qué es lo nuestro?

– Sí, después del teatro ya no me necesitabas, me hubieras echado. Yo en tu casa era un pegote, y en la mía después del cartel, ¿qué iba a hacer yo?

– Todo menos reírte de mí. Éramos amigas, podías haberte confiado un poco, ¿no?

– Pero ¿qué dice? No te das cuenta que ustedes no tenéis ná que ver conmigo.

– ¿Qué ustedes, yo?

– No, tú eres distinta.

– ¿Ah, sí?

– Por lo que yo me sé. Yo también soy distinta de los míos, por eso estoy donde estoy. ¿Sabes que he pensado muchas veces en ti? Yo ya sabía que tú y yo volveríamos a vernos.

Y discuten un poco más y ya se besan apasionadamente por primera vez.

Todo es amor. A todo esto que Cristina sigue con su novio (Joan Miralles), y hasta se casa con él, mientras Estrella se convierte en su amante, hasta que la gitana se pone un poco chunga y violenta y Cristina huye. Mas Estrella se vuelve una bollera obsesiva y comienza a perseguirla, hasta y la encuentra en un chalet con Luis; allí se descubre el romance y el hombre le da a elegir, y Cristina se queda con la chica.

La familia de Estrella le da una paliza y le roba el niño; Cristina pide ayuda a Luis, que le echa un par y se planta en la casa de Estrella pidiendo que devuelvan al crío, y lo consigue. Estrella sale del hospital muy tullida, y Luis la recoge junto a su exmujer y la película acaba así, no sabes si con Luis aceptando que su esposa ha cambiado de acera, si empezarán una relación poliamorosa o cómo irán a hacerlo.

La película tiene muchísimas escenas memorables:

-Rosario hablando a su bebé como si fuese un concursante de ‘La Voz Kids’. “Pero qué te pasa a ti, corazón mío, sin vergüenza, que te como esa cara de su mare”.

 -La escena de Rosario paseando por el mercadillo con un ventilador en la mano refrescándose la cabeza.

–Rosario bailando eróticamente junto a Drácula, Frankenstein, Quasimodo y el Hombre Lobo, en lo que yo veo un homenaje a la película ‘La Zíngara y los Monstruos’. Allí enseñará las tetillas  y todo.

 -La escena de la masturbación en el baño. Cristina está arreglándose y Estrella va y le hace un dedillo; pero como está enfadada porque sigue con su marido le hace daño en el fistro vaginal y le dice que ya no quiere la llave de su casa. Así, en plan venganza.

–Lo mal que tratan al bebé. Delante del niño Salvador todos fuman como prostitutas detenidas, Parrita lo abandona delante de un restaurante y lo deja tirado en el suelo de la calle, y en la escena final Rosario va tullida pero cargando al niño. Que no son ni para cogerlo en brazos después de que su madre reciba una paliza.

-Las escenas de Antonio Flores en plan macarra. Interpreta al hermano del difunto marido de Estrella, que murió a puñaladas.

Y alguna que otra cosilla más. No es una comedia, no es un drama, pero sí una rareza. Y porque se nos olvida que antes de ser una reconocida cantante Rosario era una incipiente actriz que hasta estuvo nominada al Goya, pero no por ‘Calé’, claro.