Chicho Terremoto, el travesti olvidado del anime

Chicho es un canijo, un canijo pequeñito, que llega muy alto para ser un buen tapón. Con esa cancioncilla se introducía en nuestros hogares la serie ‘Chicho Terremoto’, un anime japonés de inicio de los años 80 que llegó una década después a España. Contaba la historia de un crío llamado Chicho López que pese a tener poca estatura soñaba con dedicarse al baloncesto y que consigue entrar en el equipo de su instituto, Los Búfalos.

Con él conocimos un gran montón de personajes secundarios: su amada Rosa García a la que dedicaba el “supertiro Rosita”, el perro Bobby con el que competía por el amor de Rosa, la entrenadora Eva, los compañeros del equipo como Felipe o Antonio, los rivales como Tobías o Toribio, al Profesor Povedilla, y un gran largo etcétera. Y además de baloncesto, la serie metió en nuestros hogares otros deportes como el ping pong, el béisbol o el esgrima, porque la serie era así de multidisciplinar.

El personaje de Chicho Terremoto tenía varias características que veíamos capítulo a capítulo,  como su frase típica “tres puntos, colega”, o su fetichismo hacia las bragas blancas. Chicho era un pequeño sátiro obsesionado con ver las braguitas a las chicas y comprobar si son de color blanco, que era su favorito. “Si veo la ropa interior de las chicas es para conocer su personalidad. Eso queda reflejado en el color de las bragas”, decía Chicho en uno de los primeros capítulos, en los que Rosa le ayuda dejándole ver las suyas con tal de que no se las vea a otras muchachas. Taco comprensiva Rosa.

Además, Chicho era un gran amante del travestismo, y cuando te despistabas te lo encontrabas vestido de mujer. A los pocos capítulos de la serie el crío cuenta a los padres de Rosa sus orígenes humildes, y para ello le vemos travestido de la pequeña cerillera, vendiendo fósforos en Navidad bajo la nieve mientras las familias pudientes se divierten.

Y ahí se abrió la veda. A Chicho se le iba mucho la cabeza, y cada vez que podía se transfiguraba en una pequeña y rubia travesti que podía tener como finalidad cualquier cosa, desde la atención de un rival a sencillamente hacer el ganso ante una cámara de televisión en mitad de un partido de basket.

En otro de los episodios varias amigas de Rosa le piden ayuda para competir en diversos deportes y la chica dice que no puede; Chicho se entera, y decide travestirse para practicar tenis, y hasta seducir al árbitro para que le favorezca durante el partido.

O hacer gimnasia rítmica.

Y como el tío era un zorro, luego aplicaba lo aprendido con peluca al baloncesto, con resultados un tanto psicotrópicos.

El Chicho travesti sabía utilizar su sexapil, e incluso era capaz de ponerse rubia y sensual para hacer autoestop para que un camionero le pare. Algo que llega a conseguir, aunque al final resulta que es porque el vehículo había pinchado.

‘Chicho Terremoto’ era una serie muy pro heterosexualidad,  en la que las rivalidades iban relaiconadas, por ejemplo, si el mejor color de bragas es el blanco o el rosa, como la pelea que vivió Chicho con Pepote, el hijo del director del colegio. Sin embargo, a veces había pequeños gags homoeróticos, como cuando Chicho le baja los pantalones al exnovio de Rosa delante de las cámaras de televisión para demostrar qué ridículos son sus estampados. «Me gustaría tener unas bragas así», se escucha pensar a la entrenadora Eva, lo que demuestra que Chicho rompió las barreras del género y de los códigos a la hora de vestir. Aunque cuando eras pequeño no te dabas cuenta de esas cosas.