Por Mike Medianoche
Aunque el lavavajillas se haya convertido en un electrodoméstico harto habitual en la vida cotidiana de todas nosotras, amigas lectoras (o al menos en la vida cotidiana de aquellos que tengan dicho aparato, claro), hubo un tiempo en el que esto no era tan frecuente. Y por ello, las señoras, tenían que sugerirle a su esposo que les comprase uno. O al menos, así lo da a entender este anuncio de Zanussi de 1980.
Lavavajillas Zanusi. Los auténticos «chefs» -así, entrecomillado- de las buenas cocinas. Rápidos. Silenciosos. Capaces. Económicos. Con varios programas de lavado. Con nuevo modelo panelable y encastrable en muebles de cocina. Elegantes. Para cocinas con muchos tenedores. Sugiéraselo a su marido. Cariñosamente. Como si nunca hubiese roto un plato. Lavavajillas Zanussi.
Así que ya sabéis. Aquellas de vosotras que necesitéis un precioso lavavajillas ponedle a vuestro marido cara de no haber roto nunca un plato. Algo que, según google, si introducís «cara de no haber roto un plato», podéis hacer imitando a Luis Bárcenas o a Pablo Alborán, según el gusto de la consumidora. Al menos, basándonos en los resultados de búsqueda.
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Qué queréis que os diga. Yo en pleno año 2013 prefiero seguir fregando a mano xD