Seguro que muchas estáis ya haciendo las compras navideñas para los días de Navidad y Reyes, según en tu casa se abran regalos el día 25 de diciembre o el 6 de enero.
En 1980, el mejor regalo que se le podía hacer a un padre o esposo, según esta publicidad, era un taladro Bosch, la marca que sirvió de inspiración para el apellido artístico de la tía Alicia.
Lo divertido el asunto es que los señores publicitarios te vendían el taladro como el «gran regalo»: «(1) Grande en eficiencia, (2) grande en seguridad, (3) grande en todo -mi favorito, porque no se puede ser más cutre anunciando-, (4) grande en tecnología y (5) grande en diseño».
El taladro en cuestión costaba «desde 5 590 pesetas», de las de entonces, pero como Bosch tiraba la casa por la ventana, te regalaban por la compra unos accesorios valorados en 1000 pesetas. Una ganga, oye. Y encima, de regalo, el ABC del Bricolaje, que tiene pinta de que era el típico libro que mandaban de regalo a la tienda y el vendedor decía siempre que se le había agotado y luego se lo regalaba a su cuñado para Navidad para quedar bien.
Pero lo más desconcertante de todo es ¿por qué escriben bricolaje con g? ¿La RAE no había admitido el término entonces y usábamos el galicismo bricolage tal como se escribe en Francia o cómo va la historia? ¿En qué año se aceptó bricolaje con jota? ¿Algún filólogo nos lo sabría decir? Muchas gracias.