De cuando Danone regalaba cromos de David el Gnomo

Por Mike Medianoche

Hubo una época en la que las marcas blancas no dominaban el mundo, y Danone y Yoplait se repartían el mercado de los yogures y postres lacteos. Hablamos de las décadas de los ochenta y noventa.

Para atraer a un mayor número de clientes, como se sigue haciendo en la actualidad, las marcas regalaban multitud de productos según la moda: dinosaurios, jueguecitos de magia, e incluso álbumes de cromos. Hoy le dedicaremos el post a los que Danone lanzó dedicados a David el Gnomo.

Hace algo más de un año dedicamos un post a la serie y a sus dudosos valores educativos, en los que imperaba un gran machismo. Y estos libritos no hacen sino confirmarlo.

El primer álbum que salió fue el dedicado a David, y enfocado a los pequeños varones. Con todas las páginas tintadas de azul, en él se nos contaba la vida de los gnomos, y lo importante que era el casarse y formar una familia. Además que parece que aquello lo patrocinaba Leroy Merlín ya que explicaba cómo construían su casa en los árboles con todo lujo de detalles: las canalizaciones de agua, las chimeneas, e incluso el excusado. Por supuesto, en los cromos se veía la vida del gnomo en imágenes, haciendo cosas tan viriles como tallar madera o fumar.

Cabe destacar que los cromos (que admito que no sé si venían en sobrecitos, en láminas o como) eran tan low cost que no tenían pegamento, teniendo tú mismo que buscar el adhesivo para fijarlo al álbum. Lo más delicioso de todo es que el tamaño de las estampitas era irregular, como las audiencias de Alicia Senovilla, y a veces podías encontrarte cromos que tenían el cuádruple de tamaño que el resto. Y como muestra, un botón.

Debido al éxito, poco después Danone lanzó en promoción El libro de Lisa, enfocado claramente al público femenino. Si el primer volumen estaba dedicado a los chicos, este fue cosa de chicas, y si aquel era azul, éste ofrecía colores más vivos, como los que suele usar JoniPod para vestir. Y si David salía en los cromos haciendo trabajos duros, Lisa sale siempre realizando tareas domésticas como teñir y lavar la ropa, cocinando o cuidando de los niños.

De hecho, en la primera página se nos advierte que «Lisa es una mujer muy hospitalaria y hogareña. A algunos les parecerá anticuada, porque sus virtudes se corresponden con las que eran habituales en la hembra humana de hace algunos siglos» como si eso fuese algo bueno. Y aunque nos deja claro que hay labores para hombres y otras para mujeres, hay cosas en la educación de los gnomos que son independientes del sexo, como «poner la mesa». Sin embargo, poco después Lisa cuenta cómo de buena es esclava y que a diario le preparara el baño y el desayuno a David.

Hablando de comidas, referido al sobrepeso de las hembras, se nos explica que Lisa tiene un «cuerpecillo regordete, como el que en otros tiempos fue el ideal de nuestros pintores, y hoy sigue siendo el que le gusta al gnomo», y al marido de Caritina Goyanes, añado yo. Enorme.

A pesar de estos trazos machistas, hay que señalar que el álbum tiene cosas muy positivas, como la lucha contra la violencia de género, aunque la expongan de una manera muy sutil y cursi, ya que se nos indica que «la mujer gnomo no admira en absoluto la fuerza bruta. Le parece la última de las virtudes de un ser inteligente. Y ninguna aceptaría convivir con quien la maltrata. En ningún caso«.

Si a alguno le ha entrado la morriña y quiere conseguir un álbum de cromos de David, mi consejo es que lo compre en Ebay, que puede salir por unos diez euros con los gastos de envío. Más que nada porque en el rastro de Madrid te piden hasta treinta por él, y eso es un pequeño atraco.

Y como no podía ser de otra manera, despido el post diciendo: ¡Slitzweitz!