De cuando Susana Estrada publicó su ‘Húmedo Sexo’

Por Mike Medianoche

Llevamos varias entradas tratando temas navideños en el blog, y hemos de confesar que ya estamos hasta los turrones del asunto. Por ello hoy, pese a que aún no hayan llegado los Reyes Magos, queremos comenzar el año dejando a un lado los asuntos propios de estas señaladas fechas y hablaremos de sexo. Sí, de sexo, y no es la primera vez. ¿O acaso no recuerdas aquel post sobre las sexólogas más televisivas? Así pues en este post homenajearemos a la actriz Susana Estrada, musa del destape y participante de La Granja de Terelu que en febrero de 1978 sacó al mercado sus memorias sexuales bajo el título de Húmedo Sexo, recogidas por su amigo escritor Carlos de las Heras.

Aviso: Este post puede contener palabras malsonantes o que hieran la sensibilidad de alguna de nuestras lectoras. También puede contener trazas de apio y de frutos secos.

Desde el principio, Susana deja claro que no es “una puta, una diosa ni una reina”, sino “una mujer que goza con el sexo”. Por ello, en un alarde de generosidad, a lo largo de las 248 páginas del libro se dedica a compartir sus experiencias sexuales más satisfactorias, así como alguna que otra anécdota con erótico resultado. Y es que si te gusta estar paseándote todo el día desnuda no es difícil que, como ella, acabes montándotelo con el butanero o un compañero de habitación en un tren. De hecho Susana cuenta que jamás lleva ropa interior, alegando que los sujetadores atrofian los músculos que hacen que el pecho esté erguido, y que las bragas le parecen antihigiénicas, optando sólo por llevar siempre un “algodón higiénico”, lo que viene siendo un tampax.

Susana se declara casi desde el principio como una persona hetero con reminiscencias bisexuales, un tanto sumisa y exhibicionista y a la que le gustan especialmente los hombres negros, que define como “potentes machos para copular”. De hecho, una vez haciéndolo con un varón de color ella pensaba que “cualquiera que pudiera vernos  tendría que exclamar ¡qué belleza, qué explosión de naturaleza!, aunque seguramente lo que se diría en realidad es ¡qué asquerosa, qué golfa, mira esa cerda cómo se la chupa a un negro!” Igualmente, no se considera fan de los tríos sexuales ni las orgías, aunque haya participado en más de uno. En este sentido, lo más anecdótico que cuenta es cuando en cierta ocasión se lo montó con un amigo bisexual, el ligue varón de este y el entonces rollete de Susana; ella comenzó con su amigo y el otro chico, y luego se sumó su macho. Una vez ella llegó al orgasmo (que según cuenta le suelen durar tres minutos cada vez que llega, y llega varias veces en cada cohete que echa) los otros tres continuaron dándose lo suyo y lo de su prima, y ella se aburrió mirando cómo acababan. Pobrecita.

Otras veces le ocurren situaciones más rocambolescas, como cuando un hombre que ella creía que era traficante de droga le puso cocaína en sus partes, que le produjo un “acorchamiento” y que le hizo sentir que “toda yo era sexo; un enorme sexo en deleite”.

En cuanto a la forma de expresarse, Susana es arte puro. En los títulos de los capítulos nos podemos encontrar joyas como “Mis pechos ofrecidos, moribundos”, “Murmullos de deleite en mi garganta”, “Nunca antes me sentí tan hembra” o “Ella trepaba hacia mis ingles”. En cuanto al léxico, le encanta llamar “macho” al hombre, aunque lo mejor es la forma en la que llama a su sexo, al que define desde “mi saco vaginal” hasta “excitada cuevita», aunque el mejor y al que más referencia hace es “mi yoni”. Así, cuando Susana está excitada nos encontramos que es capaz de decir cosas como esta.

Susana también da consejos para sus lectores, como por ejemplo, que si se está ligando se meta mano al pubis del varón para no llevarse decepciones, ya que una vez ella no lo hizo y luego se encontró conque el maromo tenía “un rabito”, y eso que a ella le “gusta hallar penes de variadas formas. Creo que cada forma da un placer con variaciones, con frotaciones en partes diferentes de la vagina. Cada uno es una experiencia siempre nueva”.  Igualmente, si te vas a la cama y el varón no trempa, Susana propone que se le narre algún relato erótico, ya que a ella le dio resultado la única vez en su vida que se encontró con un gatillazo. En este caso, Susana le relató un sueño erótico que vivió con el mismísimo Conde Drácula, aunque en el libro también cuenta otro sueño en el que tuvo carricoche con un ser de otro planeta.

Podría continuar hablando de el libro, pero recogiendo una cita del mismo, “sería un continuo repetir de las palabras pene, semen, boca, ano…”. Así que quien quiera saber más puede encontrarlo en Todocolección o similar; a mí me salió tirado de precio. ¡Saludos, sufridores!