Hace unas semanas hablábamos de cuánto nos gustaba en los noventa buscar a Wally, ese tipo con gafas y camisa a rayas que viajaba al antiguo Egipto, a la Roma imperial y al país de los glotones, entre otros maravillosos lares.
La fórmula de los libros ¿Dónde está Wally? era más simple que la mente de Yola Berrocal. Un montón de personajes hacinados y uno de ellos en concreto es la estrella que hay que buscar. Por tanto, no era difícil que pronto le saliesen imitadores y secuelas.
La casa de libros Ediciones B explotó el filón bajo el sello «colección Wally» con libros que no tenían en absoluto nada que ver con Wally ni con el autor del mismo, Martin Handford. Algunos de los títulos sacados en el paraguas de «coleción Wally» fueron los libros Un día especial: sigue el coche; Visto y no visto ¿dónde se esconde el hámster? y El gran desastre.
Para un cumpleaños me regalaron el de Un día especial, y consistía en un paisaje muy soso y una familia en coche y te decían lo que iban viendo, y tú tenías que señalar con el dedo por qué parte de la carretera iban. Podría haber sido divertido, si no fuera porque aquello era más fácil que la tabla del uno. Un aburrimiento total. De los otros dos ni me molesté en investigar al respecto.
Pero no solo una persona anónima como Wally gustaba de perderse. Así pues, salieron la réplica en versión Pitufo hace además no muchos años, en los que había que buscar al Pitufo Filósofo y a Bebé Pitufo. Los libros llevan el título genérico de Busca Busca delante del ¿dónde está? que recuerda a Wally. En vez de viajar al país de las mujeres del bosque, los pitufos se mueven en su país Pitufo habitual.
También tuvimos que buscar a Astérix, el compañero de Obélix, y también al brujo Panorámix ¿Pero dónde está Astérix / Panorámix? Cabe destacar que para que no les acusasen de plagio de ¿Dónde está Wally? pusieron delante la palabra «pero». Estos chicos en vez de ir al lugar donde habitan los Malos malísimos se quedaban por su Galia de siempre, claro.
Los amantes de los videojuegos también tenían su propio Wally: Sonic. El erizo azul al que ayudamos a luchar contra el doctor maligno que se parecía a Obélix protagonizó un libro llamado sencillamente ¿Dónde está Sonic?, quizá porque la editorial era Ediciones B, la misma que publicaba los ¿Dónde está Wally? Los escenarios donde se escondían el animalito saltarín recogeanillas recreaban los espíritus de los videojuegos, con mucho robot por aquí y por allí.
No todas las secuelas e imitaciones de ¿Dónde está Wally? vinieron en libros o revistas. También venían en cajas de cereales, como el caso de ¿Dónde está Coco?, que venía en los chococrispies.
Por último, entre la gran prole de secuelas de Wallys tuvimos nuestro producto español propio e inimitable: los Xunguis. Obra de Juan Carlos Ramis y Joaquín Cera, se trata de unos simpáticos por llamarlo de algún modo extraterrestres. Tuvieron cierto éxito e incluso sus aventuras llegaron al cómic. A día de hoy hay más de quince libros de estos seres a los que también hay que buscar, más incluso que los originales de Wally. Qué cosa.
Pero si hay una versión jevi de Wally a la española fue ¿Dónde está el Guerra?, editada también por Ediciones B y en la que la persona a la que había que buscar era al político Alfonso Guerra, que se perdía en la Expo, en el congreso o recibiendo una visita del Papa. Además había «cameos» de otros personajes conocidos. Y es que, como decía el subtítulo del libro, «puede estar en cualquier sitio, puede estar haciendo cualquier cosa».
Yo tengo el de Dónde está el Guerra! Arte!