Cada 14 de febrero en Sufridores en Casa celebramos el cumpleaños de Mayra Gómez Kemp dedicándole una entrada. Cuando no es hablando de su disco es encontrando similitudes con Madonna, o como se nos ocurra. Este año conmemoramos su nacimiento, hace ya 69 años, revisitando su faceta de actriz a través de la película ‘Donde hay patrón…’, protagonizada por Manolo Escobar. Una película que en su día Telecinco emitió dentro de su ciclo ‘Cine 5 estrellas’, antes de que los éxitos de Hollywood coparan este contenedor de cine.
La película comienza con Manolo Escobar cantando, claro. Manolo interpreta a Manolo, patrón de un barco (de ahí el título de la película) llamado Gaviota cuyo dueño ha muerto. El navío lo ha heredado una joven llamada Andrea (Sara Lezana), de la que Manolo queda prendado, mas la muchacha quiere venderlo porque ella de mares no entiende, la pobre. Bastante tiene con ser licenciada en económicas y ser amiga de practicar nudismo.
Mayra Gómez Kemp, acreditada como Mayra G. Kemp, interpreta a Martirio, una tabernera enamoradita como Manolo Escobar, y que no se corta a la hora de decir lo cachonda que le pone el cantante marinero. Así, una de las primeras líneas de diálogos que le escuchamos, frente a un Manolo recién llegado de la mar, es «así, a lo guarro, me gusta más», demostrando que a ella le gusta el hombre con olor a testosterona, a salitre, a sobaco y a calamares crudos. Y se hace la erótica diciéndole a Escobar que si le gusta tanto el barco por qué no se acuesta con él.
Pero Manolo no está por Martirio, y eso que ella está dispuesta a contrarlo en su taberna como cantante, y hasta a vender su negocio por él para comprar el barco y que él siga pescando. A modo de probarlo, un día que Manolo va a cenar con Andrea le pide que cante y él accede; lo que Martirio no se esperaba que la canción fuese dedicada a la otra chica, y le sienta como una patada en todo el higo.
Porque a Manolo le ha molado Andrea, quizá porque es una mujer de su tiempo que toma el sol desnuda y no le importan mucho los mirones. De hecho, en su intento de enamorarla y de hacerle ver lo bonita que es la vida del pescador, la sube al Gaviota y la invita a tomar el sol desnuda, aunque la chica solo consiente quedarse en bikini para decepción del pícaro Manolo.
Entre Manolo y su cuadrilla intentan que Andrea no venda el barco para no quedarse en el paro, claro, y para ello embaucan al tío de la muchacha, interpretado por Manolo Gómez Bur, un pardillo al que le hacen creer que son traficantes con tal de que el hombre se achante. Así, Manolo Escobar se mete en el papel de narcotraficante para asutar al buen hombre, al que acaban por sacarle su parte del barco. Además, descubren que el administrador del Gaviota les engaña, como le pasó a Belén Esteban con Toño Sanchís. Vaya, que al barco le llaman ‘Sálvame’ y podría hacerse un remake.
El final de la película es un caos. Hacen que una prostituta vaya a Casa de Manolo para que Andrea le pille y se desengañe. Manolo ve a la moza desnuda y se acuesta con ella, pero sus amigos le avisan que la heredera va para allá, y a modo de comedia de enredo todos los amigos se meten en la cama con la mujer desnuda hasta que descubren que su parienta también va a ir a la casa. Total, que la mujer acaba en la cama con el más viejo de todos, Luis Barbero, el actor que hacía del Señor Matías en ‘Médico de Familia’. Hay un diálogo muy célebre cuando la mujer va de mano en mano cual falsa moneda y enfadada exclama «a ver si os creéis que soy la pipa de la paz, que todos la chupan pero ninguno se la fuma».
Pero al final todo se arregla. Andrea no descubre que Manolo se ha zumbado a una pilingui mientras le dice que le quiere y acaban juntos, el barco no se vende y los pescadores podrán seguir trabajando para mantener a sus familias. Felicidad para todos. Y Manolo canta para celebrarlo.
Porque otra cosa no, pero a lo largo de la película Manolo canta cada vez que puede: mientras pinta una barca, mientras acude de invitado a una fiesta, mientras está pescando… En la vida real, Manolo habría ido a ‘Operación Triunfo’ y sus compañeros pescadores habrían dicho eso de «es un pesado, está todo el día cantando y nos pone la cabeza como un bombo».
En ‘Dónde hay patrón’, dirigida por Mariano Ozores, hay mucha misoginia. Las mujeres son o posesivas (Mayra) maltratadoras a la par que cornudas (Gracita Morales -mujer de un pescador que le pega cuando le descubre infidelidades-), idiotas que se dejan seducir (Sara Lezana) o directamente prostitutas de puerto.
Y es que, para el director y también guionista, el lugar idóneo de una mujer es en su casa, en la cocina. Así, Manolo Escobar intenta enamorar a Andrea diciéndole que él vive solo y que en casa le haría falta una mujer; cuando ella finalmente sucumbe a sus deseos y le dice que se queda con él, porque a su casa le iría bien una licenciada en Económicas que friegue y que barra. Así tal cual se daba ella a valer, oye.
Eso por no hablar de lo sátiros que son todos los personajes masculinos, desde Manolo Escobar a todos los secundarios (Álvaro de Luna, Manolo Gómez Bur, Paco Camoiras) que babean cada vez que ven a una mujer hermosa. Uno hasta se pone cachondo viendo con prismáticos a Andrea tomar el sol desnuda y se lo pasa a Manolo para que también pueda disfrutar con el voyeurismo. Así, no es de extrañar que haya diálogos como «está usted muy buena, digo, hasta luego muy buenas».
A Mayra no la ven hermosa, nadie babea por ella, y por eso Mayra se cabrea, imagino. Tan cabreada se pone que incluso le llega a desear a la amada de Manolo que se ahogue con una espina y que se la tengan que sacar con tenazas. Vaya, que si llega a saber dónde vive va a su cuarto de baño y se mea fuera, solo por joder. Al final, el personaje de Martirio admite estar «hasta el moño» de Manolo, y acaba liándose con el tío de Andrea, a modo de despecho. Como cuando te quieres ligar al guapo de la discoteca y al final acabas con su amigo feo, pero que resulta que es el único que te ha hecho caso. Pobrecita.
Si te gusta el Porompompón (que la canta), comer en tabernas, los narcotraficantes y Mayra Gómez Kemp, ya sabes. ‘Donde hay patrón…’ es tu película ideal para ver en San Valentín, porque al final, el amor triunfa.
Te has quedado agusto con la reseña. Más tópica no puede ser.
Eres un tontito, chaval.