A finales del pasado mes de noviembre llegaba a tu librería de confianza ‘Mariquita‘, el debut literario de Juan Naranjo, o lo que es lo mismo, @JuanitoLibritos, un youtuber malagueño al que le encanta la lectura, Mónica Naranjo, la película ‘Piedras’ y pasar las tardes en un taller de cerámica, entre otras muchas cosas.
‘Mariquita’, publicado por Sapristi Cómic, es un Manolito Gafotas queer. Un niño que no encaja en el mundo de los mayores pero tampoco en el de sus propios compañeros por tener más pluma de la socialmente aceptada.
Un viaje ilustrado por el propio Juan que comienza a inicio de los años 80 y que, aunque esté narrado con mucho humor y dulzura, esconde una historia amarga de incomprensión y homofobia. El retrato de una sociedad que te exigía ser masculino a hostias, y en la que solo la literatura y el universo femenino de madres y tías permitía al pequeño Juanito descubrir quién era él sin miedos ni culpabilidades.
Entrevista a Juanito Libritos
¿No te da miedo que la gente conozca tanto de ti? A través de las redes ya conocían tu lado divertido, didáctico y cultural, pero ahora van a ver las piedras que hay en esa mochila que todos llevamos.
Sí, por supuesto. Más que miedo me da pudor, claro. Llevo muchos años exponiéndome en redes, pero (aunque pueda sorprender) siempre me he mostrado muy abierto y comunicativo en cosas que considero públicas: intereses, opiniones… Nunca he hablado de cosas íntimas y, hacerlo, me da mucho pudor y vértigo, sí. Pero he considerado que era importante contarlo porque creo que no se suele hablar demasiado -al menos desde una perspectiva personal- de las cosas que cuento en el libro.
Me ha gustado mucho que denuncies todas las injusticias que se cometieron contigo cuando eras un niño, pues muchas veces la vergüenza de la víctima no se logra superar.
Exacto. La vergüenza de la víctimas nos hacía a muchos no denunciar lo que nos estaba pasando. Primero porque estábamos tan avergonzados de nosotros mismos que preferíamos no sacar ese tema en casa y que éste se convirtiera también un espacio en el que se nos intimidase. Y segundo porque sabíamos que si reconocíamos en voz alta lo que nos estaba pasando se nos iba a culpabilizar: por no habernos sabido defender, por no haber sabido actuar, por ser unos quejicas… Creo que es importante que haya voces que rompan con esa vergüenza de la víctima y griten alto y claro lo que se nos ha hecho a muchos adolescentes LGTBI.
Has hecho una autobiografía, pero en el fondo es una historia con la que casi cualquiera que se salga de lo heternormativo se puede sentir identificado.
Eso creo. El margen para la diferencia en ciertas etapas y épocas ha sido muy estrecho. Todo lo que se saliese de ahí sobraba, molestaba y era digno de ser marginado. Creo que este es un libro que habla de un tipo concreto de marginalidad, pero que en esta historia se pueden sentir identificadas personas que, por razones muy distintas a la sexoafectiva, vivieron un crecimiento en los márgenes de la aceptación social. Me ha sorprendido muchísimo la cantidad de mensajes de gente cishetero que he recibido identificándose con muchas cosas que no son exclusivas de las infancias queer.
¿Podríamos decir que las historias de homofobia son como las de amor, que salvo por los detalles el trasfondo es universal?
No estoy seguro de eso. Creo que los motivos por los que se margina a los niños y adolescentes LGTBI son muy concretos, aunque la forma de marginarlos pueda ser empleada también contra otras realidades.
Quizá por eso de aunar la biografía, el dibujo y ese exorcismo personal, ‘Mariquita’ me ha recordado en el mejor sentido al ‘Bebé verde‘ de Roberta Marrero, que es como otra cara de un mismo problema de intolerancia.
Sí, absolutamente. “El bebé verde” y “El hijo del legionario” me enseñaron un camino por el que podía transitar. También me han influido “El amor del revés” y “Para acabar con Eddy Bellegueielle”, que fueron dos obras muy importantes para mí porque en ellas vi por primera vez reflejadas experiencias parecidas a la mía con respecto a la homofobia. Estéticamente me ha inspirado mucho la ilustradora Mari Andrew, que también decidió ponerse a ilustrar sin experiencia previa en ello.
Ahora quiero sacar tu lado más pop. Tu libro está recomendado por FNAC como título destacado. Tal y como le preguntaron a Mary Katherine Gallagher, ¿qué se siente al ser una superestrella?
Jajajaja, me paso el día queriendo hacer «El baile de la máquina de fax». Pues estoy muy contento y extremadamente sorprendido. No pensaba que la obra de un autor novel, que además cuenta una historia específicamente gay y que encima tiene un formato raro (novela gráfica para unos, álbum ilustrado para otros) tuviera una acogida tan buena.
Me ha sorprendido muchísimo que haya superado con mucho el círculo de gente que pudiera estar interesada en mi libro por interesarle yo. Y también que haya interesado a un público amplísimo. Creo que muchos dábamos por hecho en que, de interesar, se quedaría en un interés sólo vinculado a la gente del colectivo, que somos quienes solemos consumir historias LGTBI, pero ‘Mariquita’ ha llegado a un público amplísimo.
Y, ya te digo, estoy muy sorprendido y encantado de la vida. Lo hice como quise, sin pensar en el mercado, en las editoriales, en las secciones de la librería en que podría estar o en la edad del público objetivo: hice justo lo que quise hacer como quise hacerlo, sin saber si eso le interesaría a alguien o si encontraría una oportunidad en el mercado. Trabajé durísimo pensando «Bueno, como minimo puedo llevar las láminas a la copisteria y hacer 25 copias y repartirlo entre mis amistades», por lo que este nivel de exposición y de reconocimiento es algo que me tiene alucinado.
¿Cuál es el primer personaje LGTBIQ+ que recuerdas en televisión? Que te dijese «yo soy como ese»
Me temo que Krispín Klander. Es triste pensar que la primera vez que me vi identificado en televisión era con un personaje de chiste, que era gracioso por el simple hecho de unificar y exagerar rasgos (como el amaneramiento) que me eran propios.
Recuerdo que en aquella época ese personaje se hizo extremadamente popular (salía hasta en los tazos) y su forma de hablar y sus muletillas eran la munición perfecta para atacar a los niños que podían tener algún rasgo en común con él. Lo de ser ‘modosito’ se convirtió en un nuevo insulto, quizás más suave que otros pero también por ello más permisible.
¿Y qué opinas de todo lo que se ha montado alrededor del personaje de Flosie de ‘MasterChef’?
Que esto de Krispín sucediese en los noventa era lógico y perfectamente entendible: que esto siga pareciendo permisible en 2020 me parece lamentable.
«El personaje de Flosie en 2020 me parece lamentable«
Ocho capítulos y una gran indignación popular han sido necesarios para que la televisión pública se de cuenta de que en España ya no hay sitio para un humor basado en reírse de la gente. Es terrible que a ninguno de los implicados le saltase la alarma desde el primer minuto que eso surgió. Que este tipo de humor siga pareciendo tolerable en horario de máxima audiencia es una muestra de la situación del colectivo aún hoy. Hemos asumido ya que, en ciertos espacios, el humor racista o el humor machista no debería tolerarse. Pero el humor homófobo parece que sigue siendo aceptable.
¿Por qué crees que a los LGTBIQ+ nos gusta tanto el Festival de Eurovisión?
Creo que los eurofans hemos hecho del Festival el mayor evento musical del año. Es un espacio seguro en el que hay un ambiente de competitividad sano, respetuoso y enriquecedor. En él se premia la creatividad, el talento y el compromiso con el show. ¿Cómo podría no gustarnos a tantos de nosotros? Creo que es precioso que hayamos hecho de ese evento algo tan nuestro. No sé si nuestro interés en él será debido a que nos sentimos bienvenidos, a que está lleno de artistas que responden al estereotipo de la diva clásica o porque es un espectáculo grandioso… pero me encanta que, de alguna forma, nos hayamos apoderado de él.
Y ya que mencionas lo de la diva, y en Mariquita cuentas lo que supuso para ti las Spice y Mónica Naranjo. ¿Por qué nos llama tanto la atención este tipo de perfil artístico, en el que lo mismo entra Cher que Paloma San Basilio y Mónica Naranjo?
Creo que durante décadas muchos gays nos hemos sentido excluidos del modelo tradicional de masculinidad y sus ídolos correspondientes. A falta de demasiadas figuras de hombres gays que hicieran de su capa un sayo y se mostrasen abiertamente como libres, empoderados y triunfantes, sí que teníamos algunas mujeres del mundo artístico que representaban ciertos modelos de ruptura con la tradición. Si unimos el interés por las artistas talentosas a la catarsis que suponía ver a algunas mujeres pisando fuerte el escenario creo que era un tándem imposible de esquivar.
«Es muy bonito que los LGTBI hayamos hecho de Eurovisión algo nuestro»
Además, creo que muchas de ellas (desde las más clásicas como Judy Garland o Barbra Streisand a la propia Lady Gaga) se han dado cuenta muy pronto de que, para una artista, es un auténtico privilegio …
En ‘Mariquita’ cuentas, por ejemplo, lo que pasó una vez que te pusiste un traje de faralaes. Si echamos la vista atrás al cine con el que nos criamos en televisión podemos ver cómo cuando un niño adopta actitud femenina (o se disfraza de chica) siempre es para reírse de él (las películas de Parchís, Verano Azul). Y si una chica se hace pasar por chico (Cabriola de Marisol, Tengo 17 años de la Dúrcal) es para que la tomen en serio.
Claro, eso responde al machismo estructural que vertebra nuestra sociedad. Lo femenino o es intrascendente e indigno de ser escuchado, o representa la debilidad y un espacio secundario en nuestro mundo. Si, además, lo que se entiende tradicionalmente por femenino lo encontramos en un varón… pues se despierta ahí un odio, plumofobia, que desencadena violencia diaria en las calles, las escuelas y los espacios laborales.
A los gays no se nos descrimina por nuestras relaciones sexoafectivas (de hecho la discriminacion hacia nosotros empieza mucho antes que nuestras relaciones sexoafectivas) se nos discrimina por, a menudo, no cumplir con las expectativas de masculinidad que se depositan sobre cualquier varón.
Ejerces visibilidad LGBTIQ+ en tu centro de estudios, ya que también eres profesor. ¿Hay que salir del armario en el trabajo? ¿Crees que los personajes públicos, como los cantantes o actores de éxito, deberían salir públicamente del armario? Parece que la orientación sexoafectiva solo es algo privado cuando te gusta alguien de tu género.
Como dices, jamás nadie ha considerado que el hecho de que un señor hable de su esposa (o al contrario) sea ningún tipo de exhibición de algo que pertenece a su privacidad. Tu estado civil o tu tipo de familia no son “vida privada”; “vida privada” es cuánto dinero le debes a tu banco o cuál es tu postura favorita en ‘la alcoba’. Eso sí es privado.
Que a ningún hetero se le pase por la cabeza tener que esconder el nombre o género de su pareja, y que a nosotros sí, no tiene nada que ver con la privacidad sino con la homofobia (interiorizada o recibida).
Entiendo que, por supuesto, no todos los ámbitos son iguales y que hay espacios y lugares en los que el sistema es tan LGTBIfóbico que ocultarlo es una forma de preservar la propia integridad física y psicológica. Pero tengamos claro que eso se debe a que la homofobia es tan grande que casi es mejor callarse. Repito, eso no tiene nada que ver con la intimidad, tiene que ver con la violencia que se ejerce sobre nosotros por ser quienes somos.
Entiendo que hace veinte años muchos artistas escondiesen su orientación por temor a las consecuencias que ello les acarrearía. Es una pena que muchos de ellos hayan esperado a ser figuras intocables para hablar abiertamente de quienes son. Lo triste es que todos tenemos la certeza de que, probablemente, si lo hubiesen dicho cuando estaban empezando nunca habrían llegado tan alto. Pero, vuelvo a decirlo, eso no tiene nada que ver con la privacidad, es producto de la violencia.
¿”Hay que salir del armario en el trabajo”? Pues obligatorio no es, claro que no. Pero si no lo haces (o no puedes hacerlo) ten claro que no es debido a un asunto de intimidad o privacidad, que es solo producto de la LGTBIfobia.
Y creo que la visibilidad es importante en todos los ámbitos, claro, pero en los sectores en los que las personas LGTBI hemos recibido más hostilidad es especialmente importante. Y creo que esta importancia es doble: para mostrarle a los jóvenes LGTBI que también en ese espacio ellos pueden ser tan libres como los demás, y para recordarle a las personas cisheterosexuales que hay otras formas de vivir la vida además de la suya.
¿Qué esperas de Drag Race España? ¿Te quieres postular de jurado?
Espero mucho, claro. El nivel de las drags de nuestro país es maravilloso. Ojalá sirva para lanzar muchas carreras y para subir el caché de esas artistas.
Me gustaría que el formato se adaptase a nuestra forma de entender el humor, la cultura popular y el transformismo: creo que hay cosas del ámbito anglosajón que no son trasladables de forma literal a nuestro mundo. Y creo que hay fortalezas de nuestras drags que no tendrían sitio en un formato calcado al americano. Así que espero una versión hecha a nuestra medida.
«Me gustaría ser jurado de ‘Drag Race España’«
Ojalá se salven pifias que se han cometido en otros formatos: el caos de presentadores y jurados de Canadá, o lo poco inclusivos que fueron algunos comentarios de la versión holandesa. Pero yo espero mucho, por supuesto. Ojalá hagan algo digno y de lo que podamos sentirnos orgullosos.
Y, por supuesto, me encantaría que me llamasen de jurado, jajaja. He sido jurado varios años en la Gala Drag de Benalmádena y es literalmente mi noche favorita del año. Pocas veces se puede ser testigo de tanto talento, emoción y trabajo desde la primera fila. Además, quién mejor que Juanito Libritos para que nadie se olvide de que ‘Reading is fun-da-men-tal’.
¿Habrá secuela de Mariquita? El pequeño Juanito podría convertirse en un personaje fijo que viva mil aventuras diferentes, al estilo de Marisol, en familias y entornos diferentes, y que así tuviésemos ‘Mariquita rumbo a Río’, ‘Las cuatro bodas de Mariquita…’
Jajajaja. Llevo meses trabajando en otros dos proyectos literarios. Ten en cuenta que este libro lo entregué sobre junio de 2019 y que el retraso en la publicación y el confinamiento me han dejado mucho tiempo para seguir creando. Uno de estos dos proyectos podría entenderse como lo que viene después de ‘Mariquita’, aunque no sé aún si ese será mi segundo o mi tercer libro.
Aunque este segundo libro sucede justo después del final de la línea argumental principal de Mariquita (y en él aparecen algunos personajes del mismo), y a pesar de que tendrá una estética muy parecida, no sé aún si se le puede llamar una segunda parte ya que voy a tratar temas muy diferentes. En este proyecto la homofobia, la autoaceptación, el despertar de la sexualidad y el tránsito hacia la vida adulta ya no serán el tema. Hablaré de cosas muy distintas propias de otra franja posterior de mi vida.
El otro proyecto que tengo en marcha será muy diferente a ‘Mariquita’ y a su “continuación”. No tiene nada que ver ni en formato ni en estilo ni en contenido.
Cuando en los 90 era comprensible y ahora es lamentable, es que algo hemos hecho mal en la actualidad 😉