En 1990, Televisión Española emite por primera vez Los Fruittis, una serie de d’Ocon Films que narraba las andanzas de unas frutas antropomórficas, los Fruittis, quienes viven dentro de un volcán, pero que, por miedo a que entre en erupción, deciden buscar un nuevo sitio donde vivir.
Dado que las cadenas privadas aún tenían menos repercusión que la carrera cinematográfica de Paula Vázquez, la serie tuvo un gran éxito y surgió un gran aluvión de merchandising con los personajes de Gazpacho la piña, Pincho el cactus, Mochilo el plátano, Kumba la niña humana y compañía.
En pleno éxtasis Fruitti, Orbis Fabri saca en 1991 en los kioskos una colección de libros que recogía exactamente las mismas aventuras que los capítulos de la tele. Los primeros tomos seguían el orden cronológico de la emisión, aunque más adelante se mezclaba pasado y presente hortofrutícola, y así, por ejemplo, el cuento número 19 es Un Fruitti en Canarias, que fue el capítulo 45, o el cuento 29 es El mago Malauva, que correspone al capítulo 41.
En su contraportada, el primer cuento de los Fruittis, El volcán de los Fruittis, afirma que en la colección «vivirás las emocionantes aventuras de un grupo de simpáticas y divertidas frutas». Y tan divertidas, porque en la mayoría de dibujos parece que todos los personajes, especialmente Kumba, están borrachos o drogados.
Según los créditos, el autor de los fascinantes dibujos es Miguel Díaz, según los personajes originales de d’Ocon Films . Que, por cierto, gracias a Misternny me enteré que una de las dibujantes de los Fruittis fue Prado Berrocal, la prima de Yola Berrocal y cantante del hit Ritmo de la noche en el disco Hotel Glam. Porque Prado es una mujer muy culta y con estudios en Bellas Artes en Ciudad Real.
Por su parte, la persona encargada de escribir los textos fue Mapy Aracil, quien ya había sido responsable de adaptar a cuento otros éxitos televisivos como El misterio de la flor mágica, una serie similar a Candy Candy. Lo que no dice es quién fue el corrector de estilo, porque las acotaciones en los diálogos, las comas y demás se lo pasan constantemente por el arco del triunfo.
En los fascículos de los kioskos, además del cuento de marras, venía un pequeño fascículo con juegos para niños sobre los Fruittis, claro. Pequeños dibujos para colorear, sopas de letra, encontrar diferencias y cosas de esas.
Y esto ha sido todo, amigos. ¿Alguien completó la colección de este «éxito de TVE», según rezaba en un sello de la portada?
Tuve un par de esos tomos, por ser mi hermano y yo seguidores de la serie. No se ha comentado que al abrir los libritos y en las últimas páginas había pequeñas fichas de presentación de los personajes.
Y qué narices, dibujos horteras pero siempre si a uno le interesa, es leer de niño y puedes aprender vocabulario. Además de recordar con cariño que nos fueron regalados por mi abuela, cuando las tiendas de «100 pesetas» no estaban adueñadas de asiáticos y eran más de regalitos de lo más variopintos y algunas cosas del día a día.
Alucinante lo de los libros. Los Fruittis nunca me gustaron, ese dibujo tan simple nos obligó a ser críticos con lo que veíamos, marcando así, en parte, el final de la infancia televisiva de mucha gente