Por Mike Medianoche
Este miércoles en nuestro Apueste por una hablábamos de Cifras y Letras, y mi compi JoniPod comentaba que el programa se adaptó a juego de mesa, y a ese juego le salió una versión low cost, cosa más que frecuente.
Y es que, amigas lectoras, seamos sinceras: la que más o la que menos alguna vez ha tenido algún juego chungo más económico que el original como el Diciopinta, el Trivio o el Superpoly. Una Navidad mi vecina Antonia me regaló el Conquest, que era una réplica exacta del Risk y que realmente molaba mucho. Aunque quizá mi caso favorito era un juego de imitación propiedad de mi amiga Ana Elvira llamado Escatergorías, equivalente barato del Scattergories. El bajo coste sustituía el mítico dado de 20 caras con las vocales y consonantes del juego de Parker por una ruletita con el abecedario, y en lugar del famoso tiempo megaruidoso traía un reloj de arena.
Pero volvamos al tema original de la entrada, y hablemos de Cifras y Letras y su versión para pobres, llamada Letras y Números. Porque en mi colección de juegos también cuento con este juego, y por ello hoy vamos a descubrir hasta qué punto nos sentíamos Elisenda Roca los niños propietarios de esta baratija de juego.
En el programa original encontrábamos un decorado compuesto por un atril donde estaban Octavio Iglesias, que era el hombre encargado de las letras, y la chica que se encargaba de las cifras, puesto por el que pasó más de una matemática. A parte, estaba el puesto de Elisenda y dos cubículos para los concursantes, con su marcador delante.
Elisenda, desde su puesto, era la encargada de colocar en un panel y de manera manual las vocales y consonantes que pedían los concursantes, y cuando estos le decían la palabra que habían formado, ella misma movía las láminas de letras para formarla, de manera muy divertida.
En las cifras, había cuatro filas con números que iban pidiendo al azar los concursantes; en las tres primeras había números del 1 al 9, y en la cuarta estaban los números grandes (10, 25, 50, 75 y 100), con los que posteriormente se debía formar el número que salía automáticamente del marcador. Quién no recuerda aquello de los concursantes super serios pidiendo «primera; tercera; cuarta; cuarta; segunda; primera…»
Aunque todo esto parecía complejo y difícil de llevar a un juego de mesa, los sabios creadores de Letras y Números supieron captar toda esta esencia y plasmarla en poco más de un A4 de cartón plastificado.
En el lado izquierdo vemos el panel de puntuación, de 1 a 60 puntos y para cuatro concursantes, porque Letras y Números merece ser jugado por más de dos personas como en el plató. Y en el lado derecho vemos una ruletita de cartón que decide al azar con un giro de flecha cual será la prueba que corresponda, con un complejo sistema de letras, números y colores.
«¿Colores? No recuerdo que Elisenda pidiese vocales verdes, consonantes rojas o números de la tercera fila amarillos» estarás pensando. Claro, porque nunca pasó, pero si algo caracteriza a Letras y Números es su amor hacia el color, siendo el juego de mesa favorito de Lydia cuando nos representó en Eurovision. Y la otra característica principal es que no tenía fichas con números ni letras: todo era unas tarjetitas con varias pruebas que estaban señaladas con colorines, teniendo delante las preguntas y detrás las respuestas, plagiando un poco al Trivial.
Lo más delicioso es que en el embalaje original, las tarjetas venían todas unidas y troqueladas para que tú, animadamente, te dedicases a separarlas una a una, diferenciando entre el rojo para las letras y las azules para los números.
Pero hay algo aún mejor, y es que no había una lógica constante en las letras: había rondas donde te ofrecían de cinco a once caracteres, según el azar, y en la respuesta del dorso te venía una palabra formada con todas las letras que muchas veces se correspondía a un nombre propio, algo prohibido en el juego de Elisenda.
En las cifras, por su parte, también se pasaban por el arco del triunfo el espíritu del programa original, que ofrecía cifras del 1 al 10, además del 25, el 50, el 75 y el 100. Así, te podías encontrar con operaciones matemáticas usando como base el 13, el 22, el 35 o el 66. Y en la parte de las respuestas también tenía algo muy divertido, y es que la operación se hacía con el mismo orden que te habían dado en las preguntas, siendo casi cuestión de azar poner un signo de más, menos, multiplicado o dividido.
Por supuesto, el juego tampoco incluía libretas ni bolígrafos para las operaciones o la búsqueda de palabras. Todo fuese por economizar.
Aunque siempre lo supe, ahora que he hecho esta entrada me he dado cuenta lo realmente deprimente que era este juego de mesa y he recordado por qué se ha tirado años y años cogiendo polvo en la estantería muerto de la pena. Porque yo lo que me quería sentir de pequeño era Elisenda Roca y no llegaba a Alicia Senovilla.
¿Y tú, qué juegos de imitación has tenido en tu infancia?
Yo tenía un cutre juego que imitaba al Trivial(la verdad es que creo que solo lo use una vez)
El Superpoly, que anda que no le habré dado tralla a ese… También juegos baratuchos de preguntas y respuestas al estilo Trivial (¡promoción de Sunny Delight!) y una versión bastante apañada del Pictionary. Desde luego, Falomir sabe lo que es el low cost 😀
Juego de imitación no he tenido ninguno. De hecho, de chico mis padres no podían, y por no poder , no tenía de imitación jaja. Recuerdo que los juguetes me los hacía yo, con lo que encontraba. El cinexin me lo hice con el costurero y los recortables de mi hermana y con una linterna haciendo sombras (me costó que un maestro me pegara porque los niños no juegan con recortables, je.
Un disco volador de estos me lo hice con la tapa de un tambor de Colón de mi madre jaja.
Luego, ya vinieron tiempos mejores, y tuve mis juegos de marca, como el de la Magia Borrás, que menudo peñazo dí con él jaja
He de confesar que en el Un, dos, tres… me enseñaron tan bien que siempre me fijaba en la figura del cisne y que fuera un juego original, así que todo de marca jajaja. Hoy por hoy tengo un Trivial del año de la pera que es un Trivial de TVE que sacó la revista TeleRadio, impresionante pero mola mucho.
Yo tenía Trivio y Magia Potagia jajaja
Al igual que TELEpatético soy de Trivial. Tengo una de Pursuit de los Simpsons de hace la tanta y para este año he adquirido el último que ha salido que lo tiene mi cuñada y es muy adictivo. Os dejo el link por si os interesa Trivial ¡Apuesta y Gana!
No, nunca jugué a Letras y números, pero sigo jugando con mis amigos al juego del Diccionario. Es sensacional. El director del juego, que va cambiando, escoge una palabra del diccionario cuyo significado no debe concoer nadie. Cada consursante escribe su definición que debe parecer real y lo pasa al director de la jugada. Después él o ella los lee y hay que votar sobre cual es la verdadera. Gana quien es capaz de engañar con su definición a los otros. Gracias por el cariño con el que hablas de mi. Un abrazo.
Muy fuerte Elisenda, en mi casa también jugábamos a ése, pero le cambiamos las reglas y ganaba el que escribía una definición más divertida, que se elegía por votación. Ya aprovecho para decirte que nos encantaba tu programa, lo veíamos siempre y nos encantabas como presentadora.
A los sufridores, me encanta el detalle que habéis remarcado de que la cuarta fila de números tenía los números grandes. La edición actual de las autonómicas es una basura tremenda, no dejan al concursante escoger fila y todos los números salen al azar, así que muchas veces te encuentras que tienes que hallar el 976 con números tipo 1-2-1-3-4-7.