Por Mike Medianoche
En Sufridores en Casa somos fans, así en plural, del merchandising televisivo, y prueba de ello es que le hemos dedicado entradas a los más variopintos productos, desde los juegos de mesa como el del Precio Justo o El País del Antichollo hasta la novelización de Al Salir de Clase, pasando por las revistas de Marisol o los libritos de la colección Lo que Yupi sabe de…
Hablando de libritos y colecciones, hoy dedicaremos nuestro post a recordar la Enciclopedia Juvenil de las Ciencias Naturales que Multilibro S.A. sacó al mercado a mediado de los ochenta y con los Snorkels como embajadores de la cultura y el conocimiento.
Según su contraportada, «los 25 tomos que coponen la Encicopedia Juvenil de las Ciencias Naturales han sido creados por un experto equipo de profesores y pedagogos, ampliamente capacitados en el área de la enseñanza de las Ciencias Naturales. La obra, de gran contenido didáctico y pensada para estudianes de EGB es amena, de fácil comprensión, exalta la ecolgíoa y presenta numerosas actividades. La Enciclopedia Juvenil de las Ciencias Naturales, obra de consulta imprescindible, abarca temas tan interesantes como el mundo animal, el mundo vegetal, el cuerpo humano, el medio ambiente y la vida en la Tierra».
«Vale, sí, pero ¿qué tiene que ver esa obra de gran contenido didáctico con los Snorkels, esos seres que viven en un lugar imposible de hallar llamado Snorkilandia, un mundo hermoso en el fondo del mar como jamás nunca vi?» podría preguntar un niño de la infancia de los ochenta al que sus padrinos le regalasen semejante colección de libros por la comunión y que fuese fan de esta serie de dibujos animados que emitía Televisión Española los fines de semana después de comer. La respuesta es simple: nada. La Enciclipedia Juvenil no tiene menos de los Snorkels que María José Cantudo de minimalista.
Desde un primer vistazo vemos que la enciclopedia está llena de dibujos de los Snorkels por doquier: en su portada, en sus cantos, y en cada una de sus páginas. Pero los Snorkels en ningún momento ten enseñan absolutamente nada sobre la naturaleza, ni sobre el agua, ni sobre los inventos ni sobren ninguno de los otros temas que componían la colección. En este caso, los Snorkels se limitaban a acompañar las páginas, simple y llanamente. Están ahí porque quedan bonito aunque no aporten nada, cual Victoria en el Wannabe de las Spice Girls. Ni un triste bocadillo sale de sus bocas para simular que son ellos y solo ellos quienes te explican el por qué de las cosas. Y además en la portada siempre aparecían los dos mismos personajes, AllStar y Junior, sin cambiar de postura ni nada. Un timo. Es decir, que si en cualquier página en vez de el pulpo Occy meten a Chechu y en lugar de a la snorkel Casey meten a la Juani, el mismo texto habría valido para la Enciclopedia Juvenil de Médico de Familia, por ejemplo, con el señor Manolo enseñando historia y Nacho los secretos del cuerpo humano.
Eso sí, el importante equipo de pedagogos y profesores que creó la obra (en concreto un equipo de sólo dos personas, según los créditos de autoría de los textos, Carles Hernández Alcaraz y Ramón Llobet Colomé) se preocupó de encajar mínimamente y con calzador la palabra Snorkel en algún sitio. Por ejemplo, en el primer tomo, La vida en el agua, nos dicen en la contraportada que «conoceremos el mundo donde viven nuestros amigos los Snorkels: el mar, sus profundidades y los animales que lo pueblan». Sin embargo, dentro, ni rastro de una referencia a estos seres marinos, oiga. Eso sí, dibujitos sin venir a cuento de los Snorkel, todos los que quieras y más. Ahí, pegados encima de las ilustraciones originales, como aquella felicitación de los reyes con sus nietos que hizo Sofía de Grecia cortando y pegando de otras fotos.
Una vez aclarado el asunto de que los Snorkels no aportaban nada a los libritos, podemos decir que la obra se trata de la clásica enciclopedia infantil al uso y resulta un poco tostón. Al final de cada número te proponen una actividad para afianzar conocimientos y que eran un petardazo. Por ejemplo, en el tomo del agua, te dicen que eches mucha sal en un plato con agua, y que tras varios días al sol verás que el agua se evapora y la sal se queda. Fascinante descubrimientos, expertos señores pedagogos. ¿Descubrieron ustedes solos este hallazgo científico?
Y para rematar, cada tomo incluía un glosario para solucionar las dudas de aquellos niños más torpes que no entendían alguna palabra de los textos científicos, todos ellos naturales y juveniles. Y si el niño, al leer ciertas definiciones no podía evitar echar una risilla, igual le ayudaba también a solucionar dudas de identidad sexual.
Y ahora, contandos ¿tuvisteis esta enciclopedia de niños y os sentisteis estafados cual la audiencia del programa de Anne Germain? ¿Qué otra enciclopedia infantil tuvisteis?
Pues no llegué a tenerla, pero me recuerda a la insufrible «Biblioteca de los jóvenes castores», de la que no llegué a sacar nada en claro. Mi favorita era «Ábrete Sésamo», diccionario enciclopédico fastuoso donde los haya para nenes de 1º y 2º de EGB. Y ya para más mayores «Érase una vez el cuerpo humano», ideal para las ciencias naturales de 7º de EGB.
Pues ya la tuve, y podría jurar que aún la sigo teniendo. La verdad es que en esa época no tenía aún muy claro el concepto de merchandising, en aquella época en que mi hermana me decía que en las palmeras de mi camiseta vivía escondido el pitufo cocotero, pero que no se le veía porque estaba escondido… y yo me ponía la camiseta tan satisfecho.
El caso es que aparte de leerlos (que solo me leería del 1 al 10 como mucho) los usaba para jugar con ellos, haciendo construcciones y amontolándolos para darles diversos usos con los muñecos, así que por ese motivo me resultó plenamente satisfactoria. Eso sí, le di mucho más uso a la de Barrio Sésamo, que molaban más los experimentos y es cierto que estaban más implicados Epi, Blas y compañía.
Me refiero a ésta, por si queréis dedicarle un artículo. Siempre había una receta de cocina que empleaba levadura: http://www.milanuncios.com/enciclopedias/enciclopedia-barrio-sesamo-82498045.htm
Nosotros coleccionamos una de dinosaurios en casa, tras el boom que provoco Parque Jurásico. Para que nos sirvió? para nada, en casa no hay ningún paleontólogo, y la verdad, era aburrida como ella sola. Eso si, montamos por fascículos un T-REX que no se donde habrá ido a parar.
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De Barrio Sésamo tengo otra más moderna, no esa, pero veremos qué podemos hacer sobre un posible artículo al respecto 😀
A mí sí que me gustaban los jóvenes castores!
Mike Medianoche
Me consta, porque viví la realización editorial de la obra, que existía un grupo de pedagogos de la Universidad de Barcelona que revisaba los textos de los autores. Éstos, por su parte, eran un pedagogo y un biólogo que hicieron todo lo posible para que la obra tuviera la mayor calidad posible…pese a las presiones de la editorial que solo querían que fuera «comercial». Al César lo que es del César…
Leyendo todo esto y vuestros comentarios sólo puedo decir que siento envidia, porque acabo de descubrir que no tuve infancia. Recuerdo que en mi comunión mi tía me regaló una enciclopedia para niños muy chula. Iba a quitarle el plástico y mi madre me dijo que no, que después no me serviría de utilidad. Vamos, que la descambió el lunes siguiente para comprar el tocho del Espasa Calpe, que aún sigue en casa. Al menos me conformé con eso. Lo que más me llamaba la atención de las enciclopedias del tipo que habéis subido era que en los lomos formaban un dibujito concreto, con lo que imagino que jodería no tener todos los tomos.