Antes de la ‘La Monja’ (2018) España ya tuvo su propia ‘La Monja’ (2005)

Este viernes se ha estrenado en España la película de terror ‘La Monja’ (‘The Nun’), un largometraje surgido a modo de spin off de ‘Expediente Warren 2’ y que narra el origen de la monja que vimos en aquella secuela. Una religiosa diabólica, poseída por el demonio Valak, que viste con hábitos negros, y muestra un rostro blanquecino y unos dientes que parecen de alimañas.

La cosa que hace más de una década, en 2005, en España ya tuvimos nuestra propia película de ‘La Monja’, dirigida por Luis de la Madrid, y en la que la villana era una monja de hábitos negros, rostro pálido y dientes dignos de cualquier bestia salvaje. Un largometraje rodado en inglés, y que tuvo como nombre internacional ‘The Nun’.

Como todavía no he podido ir al cine a ver la actual ‘La Monja’, voy a contarte qué tal fue aquella de 2005, y como es posible que no te vayas a molestar en verla porque no está en Netflix, te la voy a contar prácticamente entera.

Atención: contiene spoilers.

Todo comienza con una clase de instituto femenino, en el que una monja da clase. La monja (Cristina Piaget), claro, solo habla de religión, y dice que qué casualidad que todas las alumnas (Susana, Zoe, Juana, Cristina, María, Eulalia) tienen nombre de santas que fueron martirizadas. Hago hincapié en esto porque luego será importante, guiño, guiño.

La citada María tiene una carta de amor, y la monja, que no es buena a lo Sor Citroen, le dice que por su rosario que se va a comer la carta. Y como la niña se niega, la sister la trinca del pescuezo y la levanta de un puñado, diciéndole que tiene que purgar por sus pecados. ¡Pero todo era un sueño, de una adulta María (Lola Marceli)!.

Esa misma noche, Eve (Anita Briem) tiene su noche de graduación, y se está liando con su chico y acaba en las duchas del vestuario, y le cae agua y acaba empapada (este dato absurdo luego será crucial). Mientras llega a casa, María se ha desvelado, y ve cómo de la pila de fregar los platos, que está llena de agua, surge el espíritu de una monja muy acuática que le degüella el pescuezo. Eve llega a ver a la aqua-monja ejecutar a su madre, y se chiva a la policía, pero no hay huellas. Parece un suicidio, y de hecho, por lo visto, María ya se intentó suicidar años atrás.

En el funeral, Eve conoce a Cristina (Teté Delgado), quien le dice que era amiga del cole de su madre, y que fíjate tú que otra amiga de la pandilla, Juana, también ha muerto en un incendio en esos días. Cristina le dice que le contará cosas ocultas de su madre, pero esa noche la aqua-monja sale del retrete (tal cual)la persigue hasta un ascensor y al final Cristina muere con los brazos cercenados tal que así.

Eve está un poco como Sandra Bullock en ‘Gravity’, se le muere todo el mundo que tiene alrededor, pero eso no le quita para irse a España de vacaciones con sus colegas, y en pleno vuelo ve a una aqua-monja-poltergeist en el ala del avión, acechándola.

La chica se propone conocer a Eulalia, la amiga de su madre, y esta muere crucificada en el baño, después de que la aqua-monja se manifestase a través del grifo. Total, que Eve cree que la aqua-monja tiene que ver con el pasado de su madre, y así descubre que la religiosa de marras es la Hermana Úrsula, quien un día, desapareció sin dejar rastro.

A través de flashbacks, descubriremos que la madre de Eve se quedó preñada de un cura en su juventud, y que la Hermana Úrsula quiso purificarla echándole agua caliente por el chumi; sus amigas la pillaron, y mataron a la monja, ahogándola en la bañera primero, y deshaciéndose de su cadáver en un lago que presuntamente tenía agua bendita después.

Pero ¡oh! ¡están haciendo obras y se ha vaciado el lago! ¡Igual el espíritu de la Hermana Úrsula ahora nos persigue a todas y busca venganza por aquella chiquillada mortal!

Entre tanto, Eve se liga a un estudiante de sacerdocio, Manu Fullola (le va en los genes el gusto por los curas), y éste da con la clave de todo: se da cuenta de que cada mujer muere igual que la santa que lleva su nombre (Juana de Arco en la hoguera, Santa María -de Córdoba- degollada, a Santa Cristina le cortaron los brazos…).

Y  el tío llega a la conclusión que si polvo eres y polvo te convertirás, que la monja maldita (que no ‘La monja mellada’, que eso es una canción de Dover) podrá morir de nuevo en el agua. Que hay que provocar que se aparezca en un medio acuático, y allí atravesarle el corazón, igual que murió Santa Úrsula. Un poco como cuando en ‘Pesadilla en Elm Street’ se traen a Freddy al mundo de los vivos.

Total, que se ponen a inundar una habitación para que Eve pueda invocar a la monja, porque solo ella la ve, y entre tanto, sus colegas con los que se fue de viaje caen en lo que pasa. Resulta que cuando Eve se mojó en las duchas recordó que sabía que a su madre le purificaron el toto mientras estaba preñada, y que algo así como que ella ha creado el monstruo de la monja y que al final la ha acabado poseyendo. Que Eve de pequeña vio a su madre intentar suicidarse mientras veía ilustraciones de santas martirizadas, y la ducha del instituto le hizo volverse merilota. Que ella es la asesina.

Mientras, Eve se encuentra frente a frente a la Hermana Úrsula, le dispara al corazón… y poco después encontrarán el cadáver de la chica con la flecha clavada. Fin.

Por qué merece la pena ver ‘La Monja’

‘La Monja’ nació dentro de la Fantastic Factory, la productora que se especializó en terror low cost a inicios de los años cerenta y con sede en Barcelona. Y esta película otra cosa no, pero low cost es un rato, con unos efectos especiales dignos de un estudiante de primero de edición digital.

La presencia de Teté Delgado y Natalia Dicenta ya justifica su visionado, pero también algunos diálogos descacharrantes, tipo “algo le pasó a mi madre” como excusa para investigar, aquel sonrojante “¿esto es una especie de sé lo que hicisteis hace 18 veranos?” o el “es una ramera, ha pecado” que espeta la monja con tal de dar un poco de calor. Y, por supuesto, la esclarecedora “Eve y la monja son la misma persona”, para que no quede dudas. Eso sí, el doblaje es horrible, sobre todo, cuando un actor se dobla a sí mismo.

Además, pertenece a ese género de “gente que va a un edificio abandonado pero en el que nadie se ha llevado los libros o los cuadros”, porque la investigación final transcurre en aquel colegio donde las zagalas supervivientes estudiaron, y encuentran pistas por doquier.

Lo más interesante de ‘La Monja’ es la trama en sí, creada por Jaume Balagueró, y lo de que cada mujer muera como la santa que lleva su nombre me parece muy total. Y el tema de una monja cabrona también es una fantasía.

En Rakuten te puedes alquilar ‘La Monja’ por dos euros. Yo lo he hecho para escribir este post, y si no hubiese pagado, probablemente habría quitado la película y no habría escrito esto. Pero tengo que amortizar mi inversión y contarle al mundo que, aunque solo sea por el aspecto, ‘La Monja’ de 2018 y ‘La Monja’ de 2005 no son la misma película, aunque las religiosas satánicas sean casi clavadas.