El otro día reflexionaba sobre un momento de nuestras vidas que muchos niños españoles tenemos en común. Llegué a la conclusión de que «La Primera Comunión» (que suena a nombre de tv movie), más allá de que cada uno tenga sus anécdotas propias o sus variantes, tiene a su alrededor muchísimos momentos SEC que merece la pena repasar. ¡Así que vamos al bar lío!
Todo empieza cuando en el colegio un día te dicen: «tenéis que empezar a ir a catequesis». Tú que en esa época tienes la agenda más apretada que Mariah Carey intentando ponerse un vestido de la época de Fantasy. Piano, baloncesto, punto de cruz, ajedrez, fútbol… esas 5000 actividades extraescolares a las que te han apuntado tus padres para intentar tenerte en casa el menor tiempo posible y de repente tienes que sumar una más: Catequesis.
Repite conmigo: «Yo iba a catequesis, con mi catecismo a aprender con la catequista». Normalmente la catequista es una «señora que», que además suele ser la madre de alguno de tus compañeros, lo cual provoca recelo y hace que en clase siempre haya un encasillado como «La Hija de la Concha Cuetos Catequista» (queridos guionistas aquí tenéis una gran idea para un remake de «La Estanquera de Vallecas») La catequesis es como ir a clases de inglés y prepararte para el First, durante un par de años te van a ir formando para el día del examen que recibirás la primera comunión. Y lo del exámen es real porque recuerdo que a nosotros nos dieron un cuestionariocon preguntas que había que saberse y cuyas respuestas venían en el catecismo, que era como el comodín de la llamada.
Para hacértelo más ameno, también te dan unas fichas que tienes que colorear y en las que sale Dios casi todo el rato, como Belén Esteban en Telecinco. Desde SEC reivindicamos que se eliminen este tipo de fichas, porque suponía una brecha de clases entre los niños. Por un lado estaban los pudientes que tenían la caja de Plastidecor de 18 o de 24, afortunados que podían pintar «de color carne» a Jesús tal y como te indicaban en catequesis. Por el otro, los niños que tenían que conformarse con la caja de 12, la de 6, o hasta que tu madre hubiera decidido no comprar marca Plastidecor y entonces tenías que pintarle de «naranja flojito».
Superadas las fichas y las preguntas, pasabas a la subasta la preparación del «gran día». Da igual que a esas alturas hubieras encontrado «El Rincón de la Fé» como la Cantudo, en tu clase no se hablaba de otra cosa que no fuera «hacer la comunión». Podríamos decir que «El Día de la Comunión» es como la gala de Miss España. Como la primera dama de honor de Miss Sevilla tienes una madre coraje que se empeña en que tienes que hacerla para no ser el rarito de la clase, y al igual que las misses piensan en saltar a la fama, tú tienes en la mente los regalos que vas a recibir.
Antes de recibir el santo sacramento, no sé si vosotros también pasastéis por ello, había que celebrar «Mi primera confesión». Dicho así suena a que tenías que pasar por el plató de Carlos Carnicero y detrás de una mampara contarle al cura tus pecados de la infancia. Te llevaban a la Iglesia una tarde y en fila íbamos uno a uno «limpiando el alma» para estar preparados y poder comulgar. Vendría a ser algo así como la gala previa donde elegían a «Miss Telegenia», «Miss Wella» y en la que el jurado te entrevistaba. A nosotros como «goodie» nos dieron un cirio gordo que ponía «Recuerdo de mi primera confesión». Igual es para que si volvías a pecar tuvieras que autocastigarte con fuego, fuego, fuego… all the looooovers.
Superados los tramites previos, como en Miss España, tocaba ensayar. En mi caso la «organización» no era Makoke ni Andrés Cid, sino «las monjas», que son igual de duras y exigentes. Nos llevaban a una capilla y allí estábamos horas: ahora entráis, en fila india, niños por un lado, niñas por el otro, os colocáis en las primeras filas, y claro, os aprendéis las canciones, como en Miss Venezuela, vamos un rollo… y hasta ensayabas cómo recibir «el cuerpo de cristo». Solo que te lo daban sin vino, y más de uno el día de la verdad recuerdo que le dieron arcadas (Cuenta la leyenda que cuando Massiel recibió la comunión pidió repetir)
¿Cómo te visiteron a ti? Porque los estilismos son un sacrilegio al Burda, desde las niñas convertidas en «Sissi Emperatriz de Barrio» (¿ponerle guantes a una niña?), a aquellos que parecían sacados de «Oficial y Caballero», pasando por los que íbamos con traje o las niñas que llevaban peinados imposibles (un beso, espuma Fixonia). Como sé que solo nos leeis 3 o 4 os confesaré que cuando estuve en casa de Mike Medianoche vi su foto de comunión y no tiene desperdicio, o que yo me negué a que me pusieran corbata y me tocó hacer la comunión en pajarita. Sí, querida lectora, en mis estampas de la primera comunión parezco el sobrino de Ramón García.
El capítulo de las «estampitas» también tiene su miga. Recuerdo que al salir de la iglesia aquello se convierte en el Rastro o el patio de colegio cuando van los niños a intercambiar cromos o cartas magic. Tú te sientes como un pikachu o un tazo vas cambiando tu estampita con tus amigos de clase. No sé si a vosotros os pasó, pero mi madre fue lista y encargó dos series de estampitas. Las «JoniPod Edición Limitada» que venía con foto y unas de marca blanca en las que ponía mi nombre pero venía una ilustración genérica que eran las que mi progenitora me autorizaba a dar a mis amiguitos.
Es lo más parecido a una firma de discos, tú eres un pequeño triunfito (seguro que te tocó repartir más estampitas que a Enrique Anaut) y vas a darle a tus familiares una foto tuya en la que además sales menos natural que Santi Acosta presentando cualquier programa. Que levante un disco de Madonna aquel que salga bien en las fotos de la comunión. Todos, absolutamente todos, salimos posando con mirada al horizonte, a lo «Like a Prayer», sujetando una Biblia o un Niño Jesús, con esos fondos de nubes o de jardín, que a leguas se ve que es una tela, joder. Que tienen menos presupuesto que un videoclip de Vale Music.
Y llegaba el gran momento, ¡los regalos! o la pasta según procesa, porque no hace mucho descubrí, gracias a mi cuñada andalusí, que a las niñas les daban una bolsita a la que llaman «limosnera» y en la que van haciendo la colecta monetaria. Por favor, decidme si vosotros lo conocíais porque en mi tierra insular no pasa. El capítulo de los regalos merecería un post aparte como el que hicimos en su dia de «Di no a los regalos chungos»
Los que seáis de mi época (servidor hizo la comunión en 1991) recordaréis el filón que supusieron las olimpiadas de Barcelona 1992 y la EXPO de Sevilla. Las mochilas de cobi, llaveros de Curro estuvieron a la órden del día en los regalos de Comunión sumándose a otros tan clásicos como «la Biblia para niños», «La cadenita de oro» o «la cámara de fotos», porque en aquella época todos queríamos una cámara de fotos para jugar a ser Diego Arrabal. Amigos de la generación 1991, eran cámaras que funcionaban con carrete y recuerdo que la gran novedad de aquella época era que tu cámara fuera «automática», es decir, al tirar la foto no tenías que girar la ruedecita para poder hacer la siguiente.
Pero el regalo estrella lo recibían las niñas: ¡El diario! de Patricia Querida lectora, seguro que tú también tuviste el tuyo, en el que plasmabas tus primeros amores Chispas, tus confidencias, tus secretos… ¡Y una mierda! Supuestamente venía con un candadito, y una llave que la niña, en la flor de su inocencia, escondía en el cajón de las braguitas Princesa o se la ponía de colgante… pero tu diario era más público que la relación de María José Suárez y Feliciano. Con un clip, un alfiler o lo que fuera podías abrir el candado, en verdad era una trampa de tu madre y tu hermano mayor para enterarse de tu vida sin tener que coger el teléfono supletorio cuando atendías una llamada.
Suponemos que lo de los regalos se habrá adecuado a las mofas de la época En las comuniones de ahora seguro que se regalan cámaras de fotos digitales, mochilas de Patito Feo, Cuadernos de Zac Effron, libros de Crepúsculo, y ya no hace falta dar diarios porque las niñas lo cuelgan todo en Tuenti o van a la tele a contarlo.
Si has llegado hasta el final del post, déjame tu dirección y te envío un giro postal con unos euros, porque me he enrollado más que un libro de Ken Follet, o al menos cuéntame alguna anécdota de tu comunión, como si del «Hablar por Hablar» se tratara. ¡Gracias!
Juas Joni que buen post, no me ha parecido nada largo y me has hecho llorar de la risa.
El momento de hacer las fotos para el recordatorio fue terrible, yo hice la comunión con mi hermano, y el fotografo era todo un bufón, y de unas 25 fotos, solo en unas 3 salimos más o menos serios, y con cara transcendental para la posteridad.
Pero para mi el momento más horrible fue sin duda el de la confesión, estuve realmente preocupado, hasta que llego el gran día. Luego fue como dices, todos en cadena, como si de un simple Burguer King se tratará, para que le dijeramos al cura, que habiamos dicho tacos, y habiamos sido unos trastos. Divina inocencia infantil.
Pues no se si se hará en toda España, pero por lo menos en el Pais Vasco hay un regalo cutre-estrella que todos todos todos, y digo absolutamente TODOS los niños recibimos. EL COMPÁS. Es absolutamente imposible salir de la comida de la comunión con tus regalos y sin un compás (en mi caso, 3).
El compás es el regalo por excelencia que se acostumbra a regalar y viene con todos sus complementos: la mina, agujas de diferente grosor, extensores, más extensores… Todo para que puedas hacer unos maravillosos círculos después de tu comunión. Yo siempre me pregunté por qué. Por qué un compás? No recuerdo quién, me dio la respuesta. Por que a partir de 3º de EGB lo vas a necesitar (que es cuando haces la primera comunión). Una pena.
La mía fue una comuniión bastante atípica…no hubo estampitas para la posteridad (cosa que agradeceré eternamente a mis padres),y la comida de celebración fue el día de antes, en el campo y todo el mundo en vaqueros o chándal al más puro estilo Belén Esteban, poniéndose las botas con costillicas de cordero a la brasa. Hasta colocaron grifos de cerveza… ahora lo pienso y … está claro que ese día quedé condenada a ir al infierno.¡jajaja!
Me he partido de la risa, Jon. Y eso que yo no he pasado por esto, que aquí uno es un hereje, y no existe a los ojos de God (Siempre cuento que el último acto religioso en mi familia fue un bautizo en 1977, así que en fin, no digo más, jeje).
Lo de no haber pasado por esto me convirtió casi en invitado de honor de la comunión de mi mejor amigo (lo que podría ser un buen título de precuela, xD), que no está mal, así que puedo confirmar lo de los regalos perfectamente. Cámara de fotos, y sarta de horteradas y cosas inservibles. Incluso creo recordar que, como dice Javi, algún compás había por ahí, jaja.
Anécdota: En mi comunión al cura le daba por hacer preguntas a los niños y yo, que ya a esa edad era bastante repelente, levantaba la mano con gran premura, como un resorte, para responderlo todo. Además, era incapaz de mantenerme quieto. El video de mi primera comunión sigue utilizándose como recurso humorístico en mi hogar.
Yo me he prometido a mí mismo que, cuando llegue el momento con mi hija, le voy a dar una alternativa: «¿Prefieres la comunión o que nos vayamos los tres quince días a Japón?».
Muy bueno jony!,
Mi comunion tambien fue atipica, ya que yo antes de ir a la iglesia tuve que ir a urgencias porque tenia 40 de fiebre.
Ninguna madre es tan apreta como para llevar a su hija a la comunion con anginas, menos mi madre, así que yo me veia con dos rosetones coloraos en las mejillas debido a la fiebre, pero como nadie podia imaginar lo que me ocurria todos pensaban que me habian maquillado y muy mal, por lo que fuy la comidilla de la iglesia.
Pa variar yo simpre dando la nota!
Yo soy de «Comuniones de 1990». Mis regalos incluyeron un radiocasete (de una pletina), un reloj Casio con agenda y con contraseña, y el Trivial azul claro (leer ahora las preguntas es la risa). Lo mejor de todo: que llevaba unos pantalones blancos que, años después, me di cuenta de que clareaban mogollón, así que seguro que fui enseñando todo a toda la iglesia.
Un giro postal no, pero la fotico de recuerdo de la comunión ya la podía poner aquí jajaaja. Cuando la hice yo, además del dichoso compás también cayeron un montón de estilográficas, ´que luego no te las dejaban llevar al cole por «si la perdías» pero que luego tus padres se encargaban de perder por ti.
yo la mía ya te la conté en directo no hace una semana, describiendo con detalle mi «elegante» indumentaria…pero bueno, detalles que no conté:
-me dieron una biblia como goodie.
-en las fotos de comunión salgo maquillado, porque me quemé la cara una chispa al guardar la tabla de planchar que había usado mi madre.
-regalos: fue el año de los walkman..todos los de mi quinta recibieron al menos un walkman..
y las alpino molan más que se podían combinar los colores!!
Yo llevaba limosnera!!! Pero no habia dinero, estaba resfriadisima y la tuve que llenar de clinex.
Mi comunión fue un poco trauma, como la de todos por lo que veo… Resulta q tengo otros dos primos que tienen la misma edad que yo, asi que nuestros padres decidieron ahorrarse una pasta y celebrar las comuniones juntas. Lo primero fue que yo me estuve preparando en la parroquia de mi barrio pero la hice en un pueblo perdido de la mano de Dios, con un montón de gente q no habia visto en mi vida. Resulta que yo, que siempre he sido una niña bastante precoz, con mis 8 añitos que tenía cuando hice la comunión, ya tenía pecho, pero no tenía un poquito de pecho no, tenia PECHO, así que el precioso vestido de tablitas me apretaba de tal amenra que no podía respirar. nada más acabar y hacernos las fotos de rigor, mi madre me enchufó una camiseta y un pantalon corto para que así pudiera subirme a los arboles tranquilamente y no muriera ahogada. Como yo parecía la gitanilla que habian encontrado por ahi, la gente no me hacía regalos pq decían que yo no era de la comunión (tenía pinta de ser una listilla que queria quedarse con los compases de otros niños). hubo una señora (señoras que invitan tu comunion y no sabes quienes son) que no se lo creia para nada, me pidió una estampita para demostrarselo, pero yo tuve tan mala suerte que las estampitas se quedaron todas en mi casa y no pude dar ni una…
Al final los regalos se los dieron a mis padres, yo pensé que los había perdido para siempre. De los regalos que recuerdo uno fue la Chabel las mil y una noches (deberias hablar de la muñeca Chabel), el clásico walkman, y un monton de pendientes y anillos de oro y diamantes que no me he puesto nunca y que a dia de hoy con 27 años muy bien curtidos que tengo aún me quedan grandes.
¡Felicidades! no me ha resultado nada largo y no he podido dejar de reir.Yo hice la comunión de traje y toda la familia se dedico a torturarme dandome la lata,lo cual me agobiaba mucho.
Por cierto,debo discrepar de Boone.Yo vivia en el País Vaso y no recibi ningun compás.Debemos ser de zonas distintas del País Vasco
¡Muchas gracias por el post Jonipod!
Uff, mi catequista era lo peor. Quita, quita… ¡qué malos recuerdos!
Y lo peor es que todo esto que contáis no es un recuerdo lejano en el tiempo, sino que en realidad sigue ocurriendo, exactamente igual (veo que a mis sobrinillos les someten a estas chorrás…)
En fin, si Björk levantara la cabeza 😛
Coincido en muchas vivencias con Tacirupeca…..a mi también me tocó hacer la comunión con dos primos de mi misma edad en una iglesia distinta a donde había hecho la catequesis y con un montón de gente que no conocía de nada.
No hubo celebración en restaurantes ni nada d eso que se estila mucho, nosotros nos fuimos todos de barbacoa al campo, vestido fuera nada más llegar y pantalones y camisetas que poder «estropear» subiendo a los árboles y corriendo de aquí para allá. Las estampitas las hubo versión «deluxe» con foto para los familiares y versión «cutre» solo con el nombre y demás para los amigos del cole…….
Que por cierto, el día del fotógrafo fue uno de los peores de mi vida pues con aquellas pintas y sentada en un columpio mirando al techo a mi no me salía una sonrisa ni a tiros y venga mi madre y el fotógrafo a insistir…..al final le tocaba al siguiente niño y desistió conmigo.
Y de regalos, así que recuerde cayó el consabido diario, un joyero, unas 12000 pesetas, un libro, ropa……ni walkman, ni relojes calculadoras ni nada de eso…..
La primera comunión es importantísima. A pesar de no estar de acuerdo con nuestra madre iglesia no le quietaría a mis hipotéticos hijos el placer de pasar un día así. Es el primer acto social de tu vida y hay que salir airoso…. El paseíllo hasta el altar, niños por un lado, niñas por otro es como el momento en el que los triunfitos de OT cruzaban la pasarela antes de empezar la gala para dirigirse a sus asientos. Los regalos, más o menos lo que habéis dicho: Walkman, compás, pluma estilográfica, cámara de fotos… Y, también cumplí otro requisito de la comunión SEC: LA catequista era mi tía política!
La verdad es que a diferencia de mis amigos mis recuerdos de la comunión no fueron demasiado felices. Me caí todo salao en un charco enfrente del columpio, delante de un montón de niñas. Imaginaros la papeleta. Aquello me ha marcado para siempre. ¡snif, snif!
Regalos: yo soy de la generación de la crisis del 73, así que los regalos típicos cambiaban algo. Imprescindible un reloj, a ser posible digital y si tenía alarma, era la bomba!. El mío lo compraron en Andorra, y no tenía alarma, aunque sí cronómetro hacia atrás. No me lo dejaron poner mas, ya que, al igual que con muchos regalos de la comunión, se guardaban para cuando fuera mayor. Cuando lo fuí me daba vergüenza llevar el reloj, y además se habían acabado las pilas. Pero si no recuerdo mal, todavía lo tengo en algún cajón.
Otros regalos: el típico estuche, de una, dos y tres plantas. Creo que recogí como cinco o seis. Mi madre no me dejaba tocarlos, y al final estoy seguro de que los volvió a colocar en siguientes comuniones como regalo. También recibí el compás, aunque no entendía para qué servía esa cosa de metal de la punta, que en COU descubrí que se llamaba tiralíneas. Jamás los utilicé. en COU tuve que comprarme uno de esos con ruedecirta y con enganche para rotring, aunque tenía un compañero que era un fiera y sí lo usaba con el tiralíneas. (prometo que era el que le regalarno para la comunión). También me reglaron estilográficas que cuando fuí a hacer uso de ellas la tinta se había espachurrado por todo el estuche. Ningún regalo me hizo especial ilusión, salvo el reloj digital. Ni radiocassetes, ni órganos casio, ni walkmans (¡si no se habían inventado!), ni naranjitos (el año de mi comunión era el del mundial) ni nada. PAra mas inri la catequesis se hacía los sábados después de comer, por lo que me perdí (para siempre, porque no los han repetido que sepa) los dibujos de naranjito, citronio y clementina. En fin, trauma tras trauma. Para olvidar.
jajajaja totalmente vamos, la Primera Comunión es la puesta de largo de los niños españoles. Magnífico.
La mía fue bastante normalita. Algunos regalos extremadamente cutres (un set de flexo, estuche y caja-para-cosas de plástico rosa con flores que odié siempre) pero luego cosas chachis, como unos patines que aún me valen (calzaba ya un 39 al final de mi tierna infancia. Sufrimiento de mi madre para comprarme los zapatitos blancos)
hola me llamo erika y mi comentario es que la primera comunion es una union para vivir con DIOS .En las comuniones nuestro Dios esta presente bajo la especie del pan y el vino y cuando recibimos la ostia en nuestra comunion hay Dios tambien esta presente
a y otra cosa tambien nuestros zapatos son blancos y tambien hacen una fiesta familiar en tu csa o en otra parte
Dios si me he reído! XD
Mis regalos de comunión fueron muy, pero muy bizarros.
-Empezando por dos biblias, una pequeñina con los bordes de las hojas en dorado y la cubierta en plan nácar (horrennnnda); y otra, que era «Tu primera BIBLIA», con las portadas acolchadas, y una ilustración que parecía hecha por un pastillero, donde se mezclan Cristo, niños y niñas salidos de un Belén viviente, cascadas y un arca voladora, todo -claro- rematado por la bola del mundo.
-Una virgen de Lourdes, de éstas transparentes que se llenan de agua bendita, pues eso.
-Una medallita, dorada como no, reversible, donde aparecía la patrona de mi pueblo por un lado. Y por el otro el patrón.
-Otra medallita, pero TACHÁN TACHÁN! Del señor, ahora beato, ¡Juan Pablo II! ¡Dime tu a mi a que santo!
-Una libreta (que aún conservo con mucho cariño y la utilizo en ocasiones especiales) de las Spice, tamaña cuartilla. La portada es una foto de esas que vendían en paquetitos. Siempre tuve la duda de si la compraron o me la hicieron.
Éstos entre muchos otros, que ahora no recuerdo!
-En la Iglesia nos dieron de recuerdo un portafotos (plateado, con unas esquinas historiadas en dorado, muy noventero) con la imagen de María Auxiliadora. Y como no, a casa que ibas allí la encontrabas, mirándote desde la mesita de noche.
-Y el cura que me tenía cierta simpatía me regaló un mazo de estampitas de la virgen!!!! Y no habían repes, toma! (sí, coleccionaba estampitas XD)
Yo fui vestido de marinero, y recuerdo que me puse el traje y me rasqué los tobillos con los zapatos, y… CATÁSTROFE! Todos los camales negros antes de ir a la iglesia!!!!
También recuerdo que llovía mucho por la mañana (yo hice la comunión en el turno de tarde) y mi madre llenó la casa de velas para que dejara de llover.
Gracias a dior, mis padres no hicieron estampas, aunque hicieron fotos para todos. Muy petardas, yo y un fondo entelado cual bandera del orgullo, otra en la que estaba en un scriptorium románico… aunque la mejor es la que estoy sujetándome la cabeza como pensativo jajaja
Yo no tuve diario 🙁 Os envidio por ello! XD
No sé si en vuestros pueblos se estilaba o qué, pero a mi me parece que era el regalo más genial de todos: EL LIBRO DE FIRMAS. Porque a día de hoy puedes ver como iban los amigos y familiares de perjudicados durante la velada… Los había de todos los tipos, con música, sin música, color pastel a rabiar, color nácar, con ilustraciones, con sección para poner tus fotos… una genialidad. JoniPod, en el momento de pasar con el libro recuerdo que me daban dinero los asistentes, aunque yo lo metía como en una bolsa de tela de esas del almuerzo.
Por cierto, falta destacar el ambiente de la Iglesia, que entre los cirios, el incienso, las colonias y los gases de la laca que desprenden los cardados de las abuelas… aquello era una bomba. Normal que salíamos con Dios, llevábamos un colocón!jajaja
Y en fin, que te perdono el giro postal porqué yo también me he enrollado!
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Venga, va, confieso que yo también he coleccionado estampitas religiosas
Mike Medianoche