Los años noventa, la década en la que el karaoke fue tendencia

Por Mike Medianoche

Si preguntásemos qué invento revolucionó la tecnología doméstica en los noventas, habrá quien responda que el Laser Disc, el Teletrébol o incluso el minidisc. Pero si echamos la vista atrás, no hay ninguna duda de que el mayor boom de aquella década fue el karaoke.

El karaoke, que significa algo así como “sin orquesta” en japonés, era un aparato que normalmente se ponía junto al VHS con entradas para micrófonos y ruedecitas que permitían ajustar los niveles de la voz. Su complemento era un videocassette en el que solía haber videoclips cutrísimos protagonizados por actores random en el que se escuchaba una base musical de un conocido tema, y sobreimpresas en pantalla la letra de la canción, que se iluminaba según correspondía para que la cantásemos en casa. Lo que a día de hoy hacen los SuperSingles de la Campos, pero ellos encima lo hacen en playback, vaya.

No había fiesta privada de familia pudiente que no tuviese un cacharrito de estos, ni barrio en el que su bar de confianza no adquiriese una máquina de éstas para que sus clientes más cantarines se echasen una tonadilla mientras se bebían un cubata.  Recuerdo que años después, en plena adolescencia, pusieron el karaoke en casa de una amiga y vimos que uno de los actores de esos videoclips era Joel Joan, muy popular en aquel entonces, finales de la citada década, por su papel del fotógrafo Willy en la serie Periodistas. Aunque de todos, mi favorito siempre fue este de Las Grecas, protagonizado por dos travestís en potencia.

La industria televisiva se hizo pronto eco del éxito de estas maquinitas e hicieron programas que solían seguir una misma dinámica: recorrer pueblo a pueblo o ciudad por ciudad la piel de toro y hacer que los más insignes intérpretes de la zona se marcasen un tema ante las cámaras, y tras votación popular, el mejor obtenía algún premio. Telecinco emitió el primer espacio a nivel nacional de este tipo en 1993 de la mano de Jordi LP (¿dónde andas?) y nuestra María Abradelo, bajo el título descriptivo de Ven a Cantar. Se emitía a media mañana en verano, y contaba con el patrocinio de los caramelos Dietorelle, “para él, y para elle”, como solía decir Jordi LP. Como curiosidad, María Abradelo acabaría cogiéndole el gusanillo al asunto del karaoke y presentó en un futuro programas similares en la Televisión Valenciana o Canal Sur.

Hablando de Canal Sur, esta cadena autonómica tuvo también en 1995 un espacio de karaoke infantil llamado KaraQuicky, patrocinado por Nesquick. Era un programa bastante doméstico, con una legión de niños sentados en la grada de un plató e iban saliendo a cantar. Recuerdo que en cierta ocasión un niño cantó Aquí no hay playa de The Refrescos, y la presentadora dijo una frase patética que jamás olvidaré: “Aquí en Sevilla no tenemos playas, ¡pero tenemos cada piscina!”.

Ese mismo año, en 1995, en Telecinco tenían el programa llamado Karaoke, a secas, presentado por el exDécada Prodigiosa Paco Morales (de quien por cierto hay vídeos suyos en Youtube protagonizando Mamma Mia en Méjico) y que se emitía ya de noche, antes de los informativos. Una amiga de mi hermana cantó en aquel programa, y gracias a ella descubrimos que eso que decía «¿Quién quiere cantar Como una ola?» y alguien del público salía diciendo «yo mismo» estaba más preparado que las fotos del romance de David Meca y Rebeca, pues se pasaban cástings previamente. Unos años después, Paco Morales le daba el relevo Dani Delacámara, quien luego se pasó a los monólogos, y con el que debutó una jovencísima Nuria Fergó y que ganó el programa, llevándose de premio un karaoke Pioner.

El éxito del programa de Telecinco hizo que incluso saliese a la venta un disco llamado Karaoke de Telecinco, que traía versiones instrumentales de hits como Sangre Española de Manolo Tena, Barco a Venus, Galilea o Desesperada. Mas este disco tenía un pero, y es que tenías que saberte las canciones perfectamente para cantar, pues no podías ver en pantalla las letras como en un karaoke doméstico o en los programas televisivos. Y para más inri, en el caso del cedé, el libreto ¡viene en blanco! ¿Tanto le costaba a Zafiro Records imprimir las letras para que uno pudiese berrear en su casa tan contento? De todos modos, éste no fue el único caso de discos del estilo, y por ejemplo, La Onda Vaselina sacó a la venta Canta tú con La Onda Vaselina, que traía cuatro canciones enteras y sus respectivas bases musicales a continuación. O  también enfocado al público infantil, el disco de Campeones y tus amigos de Telecinco volumen 3, que traía algunas bandas sonoras televisivas del momento acompañadas de otras tantas bases musicales de esos éxitos u otros distintos no incluidos en el álbum.

A medida que los noventa acababan, el boom televisivo por cantar sin orquesta y con la letra coloreándose por delante de tu cara fue desvaneciéndose, teniendo tan sólo vida ocasional en las televisiones autonómicas. Surgieron, eso sí, programas de karaoke mixto, con pruebas de cantar y otras de acabar de cantar canciones sin letras, como Toma Nota, en Telecinco, o más recientemente Al pie de la letra de Antena 3.De hecho, también los bares de barrio fueron desterrando sus máquinas, con excepciones como el mítico de Madrid de la Plaza de España que está debajo del párking. Aunque sin duda, uno de los pubs con karaoke más SEC que aún sobreviven es el bar de Sonia Arenas y su hermana en la Playa del Bajondillo en Torremolinos, donde a veces las propias componentes del dúo NoSon2 se animan a subirse al escenario y deleitar a la clientela, según me contó a mí el año pasado la propia Noelia Antón mientras me firmaba los dos discos del grupo. ¿Nos hacemos una excursión por allí y nos echamos un cante?