Viajemos mentalmente, a lo Anthony Blake, hasta 1993. Ese año Romy Abradelo luchaba en la piscina de barro de El gran juego de la Oca. A África Gonzálbes le paraban por la calle llamándola Cuin. La diva Carrá podía llamar a tu casa los jueves por la noche para que le respondiese ¡Hola, Raffaella!. Y María Teresa Campos, que presentaba por las tardes Pasa la vida en Televisión Española, sacaba a la venta su libro Cómo librarse de los hijos antes de que sea demasiado tarde, libro que según Wikipedia fue el primero de todos los que ha publicado.
En este libro, del que se hicieron al menos ocho ediciones, la madre de Terelu propone a todas las lectoras (porque está escrito para un público femenino) cómo puede hacer pequeños actos en su día a día para que los hijos que viven en casa decidan emanciparse. Eso sí, en sus ejemplos, Mari Tere no nos habla de hijos nini sino de triunfadores periodistas, diseñadores de moda, ejecutivos y similares, todos de edad avanzada y que te preguntas por qué motivo querrían seguir viviendo en el nido materno, si por entonces la vivienda no estaba muy cara. Y para ello, lo que propone la Campos madre es simple: trolear la vida de los hijos. Que te tomen por loca, por cochina y por entrometida, y que, desesperados, acaben por dejar tu casa. Simple y llanamente.
Te resumo el libro en diez ejemplos ilustrativos, que sirven para hacerse una idea:
–Llama al jefe de tu hijo para pedir que le suba el sueldo. Alega que tu retoño dice que no puede irse de casa porque cobra poco, así que hazle de intermediaria, para su vergüenza.
–Interrúmpele en el dormitorio cuando esté a solas con su pareja y pídele que te cante ese villancico que cantó en una función del colegio para que su churri vea que no solo se lleva a tu hijo sino también a un artista.
–Sé homófoba. Bueno, esto no lo dice exactamente, pero en la página 31 nos encontramos un diálogo en el que la madre, con tal de hacerle la puñeta a su hijo y que éste se sienta incómodo y se vaya de casa, le dice que no juegue al cinquillo porque “es un juego de mariquitas”, y que mejor juegue al póquer. El hipotético hijo se limita a contestar “Mamá, ahora se dice gays”.
–Habla de los problemas de estreñimiento de tu hijo en público, y regáñale si toma frutos secos u otros alimentos que no ayuden al tránsito intestinal. También humilla a tu hija por la calle, diciéndole que qué cambios de humor tiene y que cómo se nota que tiene la regla. Es más, llama al trabajo de tu hija y pregunta a la secretaria si tu hija está tranquila, porque se fue de casa muy alterada por tener la visita de los comunistas, y te dejó preocupada.
–Arruínales la ropa. Lava en agua caliente el jersey de lana carísimo que le acaban de regalar a tu hija para que encoja, plancha la camiseta de tu hijo con la cara de Bruce Springsteen sin darle la vuelta e intenta llevarte el dibujo pegado a la plancha. El objetivo es, de cualquier modo, estropearles su ropa favorita hasta que digan que prefiere llevarla a una tintorería.
–Vuélvete ecológica y niégate a comprar compresas para tu hija, alegando que contaminan mucho. Que mejor use paños que luego se echan a la lavadora. Y que se limpien el culo con papel de periódico en vez de con el clásico papel higiénico, y los dientes con tierra.
–Si te dejan al cuidado de los nietos, soborna a los pequeños para que le digan a su madre que les has pegado y que no se quieren quedar más contigo (muy duro este punto, pero muy arte también). Cómprales a cambio un tren eléctrico.
–Graba un documental con todo lo que hace tu hijo. Síguele por la calle, registra su dormitorio cámara en mano, paga a gente para que le pidan autógrafos con la única intención de dejarlo todo grabado. Y lo mejor, si alguna vez nos pillan, que pongamos “cara de sufridora en casa” (página 113) y disimulemos como podamos. ¡Bravo, María Teresa!
–Mete a desconocidos en casa. Invita a vivir a una familia herzegovina por tiempo indefinido. Organiza rosarios vespertinos, tandas de mus y sesiones espiritistas. Afirma haber entablado conversaciones vía ouija con Abraham Lincoln y que está muy enfadado porque han exhumado sus huesos y que no le dejan descansar en paz.
–Hazle de comer cerdadas. En el libro se proponen varias recetas, siendo mis favoritas dos:
a) Huevos fritos quinto piso. Freír huevos en aceite en el que antes se haya frito sardinas. Echar el huevo con el aceite frío para que se pegue, y es imprescindible dejar caer el huevo desde muy alto para que llegue a la sartén con la yema desparramada.
b) Albóndigas vale todo. Guardar restos de comida durante dos semanas, por ejemplo, paella, tortilla española, una manzana, comino y azúcar. Mezclarlo todo, rebozar en harina de pescado y freir en aceite caliente. Servir con mayonesa.
En todo el libro, María Teresa sólo nos ofrece su visión personal y sus recuerdos en el primer capítulo, donde habla de una amiga de juventud o de lo dura que fue su temprana viudedad. En el resto del escrito utiliza varios nombres falsos para referirse a sí misma, así como a sus hijos, que en un capítulo se llama Glorita, en otro Óscar, Marta en el siguiente y así. Que con esto no quiero decir que el libro lo haya escrito un negro y que la María Teresa real haya escrito sólo el primer capítulo introductorio. Guiño, guiño. Ah, y muy importante, la obra está dedicada “a mis hijas, que para mí se fueron antes de tiempo”. Mujer, si de Terelu no has podido despegarte en la vida. Qué dramática.
Por si a alguien le interesa adquirirlo, en Todocolección se puede conseguir desde un euro más gastos de envío.
¿Alguien lo ha leído, este u otro de los libros de María Teresa Campos?
Ahí hubo una época muy de deshacerse de los hijos, de hecho, el libro es contemporáneo a la película, posterior serie, de Alfredo Landa. http://es.wikipedia.org/wiki/Por_fin_solos_(pel%C3%ADcula)
Porfa, corrijan el último pie de foto que bailó una v por una b…
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Hecho 🙂 gracias!
Esta mujer está enferma.
Seguro que cuando lo «escribio» penso que seria la reina del humor literario.
Yo soy muy campista, pero esto tiene pinta de basurica de la buena xD
Madre mía, cómo ha cambiado todo en menos de veinte años. Entonces estaba muy de moda eso de quedarse en casa por gusto, ahora la moda es querer irse y no poder.
Por cierto, llamadme guarri, pero la receta del huevo frito yo me la comería y bien a gusto!