Los juguetes con los que los ‘Maestros de la costura’ hacían ropa a las muñecas

Este lunes empezó en Televisión Española un nuevo talent show, ‘Maestros de la costura’, del que con una única entrega me declaro fans en plural.

El objetivo del programa es ser el mejor modista del concurso, y para demostrarlo tienes que hacer un traje con una cortina, o con lo que encarte. Como ‘Rupaul’s Drag Race’, pero sin tanta travesti.

Casualidades de guión, la primera prueba de ‘Maestros de la costura’ fue hacer un traje con una cortina inspirado en ‘Lo que el viento se llevó’, mismo desafío y misma temática que la prueba de pasarela del primer programa de la segunda temporada de ‘RDR’.

Durante la emisión íbamos conociendo a todos los concursantes. Había señores heterosexuales con pluma (porque esta no es patrimonio de los chicos de la cáscara amarga), maestras religiosas incapaces de ponerse un escote, una guapísima chica a la que le gusta ponerse pelucas, un chaval que diseña para La Terremoto de Alcorcón que habla por los codos y un largo etcétera.

Y curiosamente, una de las historias que más se repetía era que conocieron su vocación por los dedales, la aguja y el hilo ya en la infancia, haciendo trajes para sus muñecas.

A mí me ha dado por imaginar a esos pequeños diseñadores hace 15 o 30 años haciendo modelitos para la Rosaura o la Barbie, y por ello voy a recopilar los juguetes que posiblemente pedían a los reyes estos futuros maestros de la costura.

Una casa clásica juguetera era Mediterráneo, Juguetes para compartir, que vendió varias máquinas de coser, que llevó nombres como ‘Cose tu moda’, o ‘Centro de moda’, que deduzco que era más para customizar.

Que digo yo, que mi madre me pilla poniéndole tachuelas a unos vaqueros y me mete un sopapo y me tira la máquina de coser por la ventana. También es verdad que yo siempre fui muy cutre, y cuando le hacía trajes a las barbies de mis sobrinas usaba cinta aislante y papel de plata en vez de con retales de tela. Y conste que mi madre se dedicaba a la costura.

Mediterráneo sacó también un juego para hacer serigrafías en camisetas, el Serigraficnova. Yo no tuve este, pero heredé de un vecino el Foto Transfer de Diset e intenté hacerme varias camisetas de Camela pero ninguna quedó decente.

Y también de Medierráneo existió el Tejenova / Mi tejedora, que prometía bufandas en media hora, gorritos en hora y medias y medias de presumir.

Otro juego que heredé de una vecina y que me encantaba era el ‘Diseña la moda’ / ‘Rueda de la moda’ consistente en combinar varias piezas de la cabeza, el tronco con brazos y por último las piernas de varios modelos y ver cómo queda.

Una pamela, una camisa de fiesta, una falda de tenista… Luego ponías un papel encima y pasabas una cera, y quedaba como resultado un modelo que ya coloreabas al gusto.

El que recuerdo anunciado por televisión («Con diseña tu moooda qué guapa te ves….«, de MB) tenía todas las piezas insertadas en una especie de rueda, pero el que yo heredé era de Geyper era más sencillo, tipo fichas que tú acoplabas como querías, y si te lo proponías, podías poner arriba las piernas, luego la cabeza y después la falda y hacer una mujer supersónica.

Otra casa juguetera muy famosa fue Feber, que lanzó juguetes como la famosa ‘Tricotosa’, o ‘Coser y Bordar’, ideal este último para bordar los trapos de limpiar el polvo, según promete su caja.

Que, por cierto, la Tricotosa existía también en Edición Especial Señorita Pepis (y con esta marca se relanzó hace no mucho, como dato).

En la marca Madel (la de los Madel-Man, claro) tenían el Cose-Cose, una máquina de coser.

Que como si aquello fuese el Catán, tenía expansiones, en este caso, un pack con nuevos patrones para hacer cosas tan elaborados como un sol.

¿Qué máquina de coser infantil sería la que no cose realmente? ¿La Coqueta de Joal?

¿O Anabella, la máquina de coser para hacer trajes a tus muñecas diabólicas, y de la marca Eureka, como la drag que se lesionó en el Drag Race 10?

Ojalá ‘Maestros de la costura’ lo pete, y las próximas navidades salga al a venta ‘Diseña tu moda con Palomo Spain’ o la Coqueta de Caprile. Puestos a soñar.