En Semana Santa toca ver un poquito de cine religioso y servidor ha sacado de su videoteca ‘Marcelino Pan y vino’ en una edición en DVD tan chusca que hasta está un poco pixelada. Hablamos de la película original, la de 1955 dirigida por el húngaro Ladislao Vadja, basada en un relato de José María Sánchez-Silva que es como si en ‘El libro de la Selva’ a Mowgly lo criasen frailes en vez de lobos, y con un giro argumental que hace que aquello parezca ‘El Orfanato’ pero sin Belén Rueda. Vayamos por partes.
La película comienza con un fraile contándole a una niña moribunda la historia de Marcelino Pan y Vino. En la España de después de la Guerra de Independencia (algo metido con calzador para demostrar la hegemonía cañí en plena dictadura) unos frailes franciscanos se encuentran a un bebé abandonado. Y claro, no saben si criarlo o si buscarle una familia, porque lo correcto es lo segundo, pero ellos se han quedado con ganas de niño. De hecho, uno de ellos directamente dice que se alegra de que la madre del chiquillo esté muerta, pero se justifica diciendo que es porque está en el cielo. Tremendo.
Ahora se habla mucho de adoctrinamiento cuando los homosexuales quieren adoptar, pero eso es precisamente lo que hacen los monjes; deciden quedárselo para “hacerle cristiano”, no sea que el niño se nos vuelva un pagano de esos. Jugando a los orfanatos preguntan en varias casas del pueblo que quién se lo quiere quedar, pero nadie les parece bien. Uno porque pega a sus hijos, otro que si es muy viejo, que si la casa no es la más adecuada… Total, que se lo quedan y le ponen Marcelino, el santo del día del bautismo.
Marcelino crece, y a los seis años es interpretada por el niño prodigio Pablito Calvo, que casualmente venía de una familia republicana. Y es entonces cuando descubrimos que Marcelino tiene mucho en común con el niño Simón de ‘El Orfanato:
-Es un huérfano adoptado que pregunta por sus verdaderos padres.
-Sus padres adoptivos le sobreprotegen y quieren que siempre esté dentro de casa para que no le suceda nada. Aunque Marcelino no tiene VIH como Simón, que sepamos.
-Tiene un amigo invisible, al que llama Manuel y con el que juega porque a su alrededor no hay más niños. Recordemos que Simón tenía a Pepe y Watson.
-Juega a esconder tesoros con su amigo imaginario.
–La lía parda en mitad de una fiesta. Simón se encabritaba en la inauguración del centro para niños discapacitados de su madre, y Marcelino monta un pitote en los festejos del pueblo, cuando un fraile le acompaña a dar una extremaunción. Porque nada mejor que llevar a los niños a pedir por el alma de uno que tiene un pie en la tumba.
-Una escalera marcará su muerte. Pero aún no quiero hacer spoilers.
Total, que Marcelino está todo el día con los monjes. Y en esto que en lugar de Benigna de Servicios Sociales se planta en el convento el alcalde, diciendo que qué atrocidad es esa de tener al niño allí criado entre varones. El alcalde dará un poco de guerra, pero la cosa no llega a más.
En el convento Marcelino le tiene puesto motes a todos los frailes, como Fray Papilla, o Fray Malo, que está enfermo de estar todo el día acostado y quejándose. Un día, Fray Malo le dice a Marcelino que hay una escalera por la que nunca debe subir, y claro, al niño se le mete entre ceja y ceja que tiene que subirla.
Al final de la escalera se encuentra una estatua de un Cristo, y tú te preguntas que por qué esconden al crucificado como si fuese un fardo de cocaína. Marcelino se pone a hablar con Jesús, quien milagrosamente le responde y se hacen colegas. Así, un día le lleva pan y vino, otro le quita un clavo, otro la corona… Lo normal entre amigos. El niño sabe que habla con Dios, pero ni se acojona, ni se preocupa por su salud mental, ni nada, lo ve todo tan normal.
Marcelino está emperrado en conocer a su difunta madre, que ya sabe positivamente que está en el cielo, pero no tiene a una medium a lo Geraldine Chaplin para comunicarse con ella, solo a Jesús. Y así, un día hablando con Cristo le dice que quiere conocer a la madre de los dos, y el Nazareno le dice que para eso le tiene que dormir, como a los perros. A Marcelino no le parece tan mal, Jesús le pone una inyección, el niño se duerme a sus pies de la cruz y Dios se lo lleva al cielo. Es decir, que Marcelino se muere por subir las escaleras prohibidas, como Simón cuando se despeña por las escaleras de ‘El Orfanato’. ¿Veis como todo encaja?
Al final, los monjes descubren a Marcelino con el señor, que vuelve a estar crucificado, y luego le dan una misa a Marcelino en la iglesia, lo entierran allí y tienen al mismo Cristo en el altar. Pero no sé por qué los frailes son así, que lo mismo tienen en primera plana la estatua que lo tienen cogiendo polvo en un altillo.
Entre ese final dramático oímos la voz en off del fraile del principio, y te das cuenta que qué majo que le está contando a una niña moribunda cómo otro niño se murió después de hablar con Jesús. Un poco como los legionarios de Málaga cantándole ‘El novio de la muerte’ a los niños de la planta de oncología del Hospital Materno. Fin.
‘Marcelino Pan y Vino’, sin duda, una película que marcó a toda una generación, incluido a José Antonio Bayona. No obstante, obtuvo un palmarés de premios que incluía el Oso de Plata en Berlín, una mención a Pablito Calvo en Canes o el premio del Sindicato Nacional del Espectáculo. ‘El Orfanato’, por su parte, ganó más de una treintena de galardones también, conste.
Ladislao era húngaro, Sr Licenciado.
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Gracias!
Menuda mierda de crítica. Llena de falta de respeto. Te pasaste siete pueblos, con lo de los niños de la planta oncológica.
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Una crítica pedorra, irrespetuosa, sin gracia y sin fundamento. Marcelino Pan y Vino es un peliculón, entretenido, sensible, emocionante, buen guión, breve, buena actuación de adultos y, por supuesto, Pablito Calvo y con una fotografía impecable. Decir que tiene alguna relación con el Orfanato es otra melonada tuya. Te ha faltado decir que la escribió Francisco Franco.
Tenéis los sentimientos de un mono como podéis hablar asin de una película tan maravillosa como él amor de un niño por Jesús y que tiene de malo preguntar por su mamá dime… 🤔 Tenéis el pensamiento de un mono como vuestro presidente del gobierno inectos. 🤔