En estos días vemos por televisión que Martes y Trece se han reunido para tomarse una cerveza que tenían pendiente desde hace años. Un reencuentro patrocinado por Mahou en el que hemos visto a Millán Salcedo y Josema Yuste hablar de éxitos del pasado, como las empanadillas de Móstoles, y de cómo las azafatas de televisión les daban birra para refrescar el gaznate.
En esta campaña se ha reunido no solo a estos dos actores, sino también (en otra de las versiones del anuncio) a Fernando Conde, miembro fundador de Martes y Trece que dejó el grupo cómico a mediado de los ochenta para hacer carrera en el teatro, siendo muy activo sobre las tablas. Con él se hicieron gags como el de las Trillizas de Oro María Emilia, María Eugenia y María Laura, las coristas de Julio Iglesias.
Martes y Trece, y con especial ahínco en Josema y Millán, tuvieron mucha relación con la publicidad. ¿Quién no recuerda parodias de anuncios como el del Detergente Gabriel, el avión del Julipán o el café Tacilla? A mí siempre me hizo mucha gracia el del Arroz Socarrat, ideal para tirar paella a los novios que acaben de contraer nupcias. Si algún día me caso quiero que en vez de arroz o peladillas me tiren paella, por favor.
Pero no solo en sus programas especiales realizaban anuncios, en la vida real también. Recientemente Rianxeira subió a Youtube los cuatro spots (y un making off adicional) que Martes y Trece realizó para la marca de encurtidos a inicio de los 90, cada uno de los cuales tenía un hilo conductor diferente: unos locutores radifónicos, una cancioncilla muy pegadiza con aires regionales, uno en el que parodiaban el programa juego de niños y otro en el que hacían una venta directa a una hipotética señora que ya conocía previamente el anuncio.
A Rianxeira le salió bien la jugada, con peros. Seguro que muchos sufridores recuerdan estos anuncios, pero en aquella época los espectadores se hacían la picha un lío y a veces no sabían siquiera muy bien qué les estaban vendiendo estos dos. En el libro ‘En mis trece’ Millán recuerda que la gente les paraba por la calle y les decían que en su casa siempre había atún Calvo (cuando era Rianxeira el que anunciaban), y otros, que qué gracioso el anuncio de la empanada (porque en el spot de los locutores se decía que era ideal porque “si haces empanada ten la lata de Rianxeira preparada”.
Rianxeira fue muy generosa con el dúo, no solo económicamente (no sé lo que cobraron por ser la imagen de la marca) sino porque también les regaló chorrocientas mil latas de conserva, que poco más y acaban con botulismo. Millán recuerda que le regalaba a sus hermanos, y casi a cualquiera latas y latas de productos, como si fuese una plaga de sardinillas en aceite y atún en escabeche. Pero claro, tampoco era plan de que caducasen y se cogiesen todos un botulismo innecesario.
La otra gran marca con la que Martes y Trece fueron estrellas de la publicidad fue con Feber, la casa juguetera que nos legó muñecas como la Pocas Pecas o el Multi Hobby, para niños que luego de mayores verían Bricomanía los domingos por la mañana.
La verdad es que estos anuncios no se sabe si iban enfocados a padres o niños, pero en ellos Millán y Josema hacían gala de un humor muy absurdo. En uno de ellos, una niña estaba escribiendo la carta a los Reyes cantando los anuncios de Feber cuando aparece Baltasar por la chimenea (¿no era Papá Noel el de la chimenea y Melchor, Gaspar y Baltasar acudían en camello a las casas?) y la cría exclama flipada “¡Mami qué será lo que tiene el negro!”. Y éste le responde con acento cubano “lo que tú pediste, mi chica”. Y fin.
Hubo más. Uno en el que daban una rueda de prensa tras una pancarta que dice “Vota Feber” y le preguntan a los niños que quién quiere tal o cual juguete, con un Baltasar ahora de plástico que se volvía real. Otro en el que aparecían con el Baby Ñam comprando galletas para el muñeco, con Josema como ama de casa y Millán como tendero; en un cuarto Millán interpretaba a una niña que estaba malita en el hospital y Josema le ponía el termómetro y le decía “¡tiene Feber!”. A medio camino de juguetes y Vicks Vapor Up, en un spot se anunciaba el Baby Cuidados, al que había que dar crema en el culito y la boquita, hasta que Millán dice que le lleven al hospital que está malo. Pero no queda ahí la cosa: había un anuncio de Feber Hospital con maletín, otro en el que a lo Precio Justo se mostraba un escaparate con un Porsche y una Harley de Feber, y uno en el que sencillamente deseaban feliz Navidad de parte de la juguetera.
Y el que más raro resulta (si cabe) en el que ambos hacen de un matrimonio heterosexual (y en el que ella se llama Marta) que escribe la carta de regalos de sus hijos, y van pidiendo la Chabel, las Pocas Pecas… Y de buenas a primeras el hombre llama a la mujer “Marión”, y ella le responde “Marión tú”. Recordemos que por antaño Marión era el personaje de “la mala” en la telenovela ‘Cristal’.
Todos estos anuncios, concentrados en dos marcas, se emitieron a inicio de los años 90, y poquito después Martes y Trece fichó por Central Hispano, que por entonces tiraba de grandes estrellas. En el caso de Josema y Millá emulaban ser un cliente y dependiente del banco, en su humor característico. En otros spots de la misma compañía estaba Concha Velasco, Emilio Aragón y hasta Raffaella Carrá algo después, cantando con el canguro rosita.
Una vez en un programa de televisión Martes y Trece, en una de sus improvisaciones hicieron mención a la marcha María Fontaneda, y dicha marca les hizo un envío a su casa de otro porrón de productos, un poco en la línea de Rianxeiras, y ambos acabaron con las galletas y bizcochos saliéndoseles por las orejas, y casi haciéndose bocadillos de atún entre bollito y bollito.
Y en otra ocasión cuando hicieron la maravillosa canción de “a ti ya no te aguanto más, te metes en mi cama, te comes mi tortilla” Millán se hizo una falda con una bolsa de El Corte Inglés, y la cadena de grandes almacenes les regaló un cheque de cien mil pesetas para ambos para que se lo gastasen en sus tiendas. Un gran temazo que yo no sé por qué algún grupo así indie no se ha decidido aún a versionarla, porque es totalmente chicle.
¿Qué pasó? Que Josema y Millán, cucos ellos, creyeron que si mencionaban otras marcas les pasaría lo mismo, pero ya no querían galletas ni calamares en salsa americana. Así surgieron parodias como la de Los Panchitos, convirtiendo “si tú me dices ven” en “si tú Mercedes Benz”. Pero en aquella ocasión no les llegó un coche. Y también hicieron algo parecido con Cartier, y con Dupont. Pero ni les mandaron un reloj de lujo, ni leche frita. Un gran “ooh”.
Y la pregunta que queda en el aire es… ¿Se hartarían a embutidos cuando hace unos años se dieron un abrazo en el spot navideño de Campofrío? ¿O nos les enviaron un lote de paquetitos de un euro de jamón y de mortadela, por eso de que Campofrío siempre está con los recortes?