*Esta entrevista se realizó el pasado verano en Málaga, en el encuentro Eurofan al que asistieron Betty Missiego, Anabel Conde, Geno, Micky y Mikel Hennet. Por problemas con el audio no pudo salir en su momento, pero dado que ha llegado la semana del Festival había que rescatarla como se pudiese. Por ello, se han eliminado fragmentos sobre cosas ya pasadas.
Entrevista a Mikel Hennet, de D’Nash
¿Por qué cada vez más eurovisivos tienen ganas de contar los problemas que tuvieron en la trastienda del festival?
Ahora ves las cosas de otra forma e intentas no cometer los errores que tú cometiste, y como tú no puedes volver hablas con gente que va a ir y dices “ten cuidado con esto, esto y esto”, y cuando regresan te vuelven a contar la misma película, haciendo que esto no avance años después.
En los especiales de TVE sobre Eurovisión D’Nash es como otros artistas como Lucía Pérez, que parece que jamás han existido. ¿Hay un veto al grupo?
No creo que sea un veto, pero como grupo D’Nash murió, quizá sea eso. Nuestro año fue una de las primeras veces que se empezó a hablar del rollo politiqueo, abrimos ese melón y la liamos un poco parda, sin querer entrar en detalles porque acababa de finalizar el festival y no sabíamos qué podía pasar ni hablar demasiado. Pero con el tiempo te das cuenta hay grandes fallos; si me pasan a mí, en mi año, igual es puntual, pero si siempre pasa no es problema del artista. Hemos llevado de todo, y da igual quedar 7 o 22, pero las cosas se pueden hacer bien con un poco de cariño e ilusión, tampoco hay que comerse mucho el coco. Pero no están por la labor, y cuando vas a Eurovisión como artista en esas circunstancias estás entre la espada y la pared, entre lo que vendes, lo que crees que merece un festival así, y lo que te dejan hacer.
El año de D’Nash se improvisó mucho la forma de hacer el programa, desde la elección de participantes a las canciones para Eurovisión.
En nuestro año competíamos con cuatro chicas, cuatro artistazas, y luego estábamos nosotros, para elegir al intérprete. Se eligen las canciones por otro lado y todas las canciones eran para chicas, a nivel vocal y en las letras. Cuando escuché por ejemplo ‘La reina de la noche’ fue como… somos tíos, qué está pasando.
No érais Ana Torroja para cantar como otro género y que nadie se lo tomase de manera natural.
Bastante controversia teníamos ya cuatro tíos, la primera vez, la que nos cayó, “tiene que ir Mirela, sois una mierda…”. Si hubo improvisación en la manera de hacer las cosas yo ahí no me meto. Yo no sé por qué pensaron esa forma de elegir canción por un lado y cantante por otro, de eso no sé y no puedo hablar. Pero te imaginas el lío para cambiar las canciones en una semana, gracias a que teníamos una discográfica, un estudio más bien, y nos adaptaron esos temas para chico. Evidentemente, yo hubiese ido con otro tema, aunque de todos defendía ‘I love you mi vida’ porque era la mejor para mi gusto.
Te hubiese gustado un tema hecho a la medida de D’Nash.
Viéndolo con perspectiva, sí. Un artista es un artista, por ejemplo a Betty Missiego le componúa su marido las canciones para que las luciese. Si haces un tema para a quien le caiga es diferente, y eso que desde la discográfica hicieron unos arreglos para que sonase más internacional y acorde a lo que nosotros hacíamos. Pero hubiese cogido un tema diferente.
Podría ser peor y que te hubiese tocado defender algo como el ‘Chiki Chiki’.
Pero si yo soy el Chiki Chiki me voy a reír de esto y me lo voy a pasar bien, pero no voy a defender que llevo el temazo de mi vida cuando yo necesité tiempo para enamorarme de ‘I love you mi vida’, y me enamoré de él por las circunstancias, por Eurovisión, pero para un disco mío no hubiese elegido ese tema por mucho que quiero a su autor Tony Sanchez Ohlsson.
¿D’Nash está separado oficialmente?
Decidimos hacer otras cosas, porque apetecía tras ocho años y varios discos, y cada uno ha hecho lo que le salía de ahí abajo. Tenemos un buen rollo estupendo entre nosotros, y cuando hay algo que nos interesa y que podemos lo hacemos.
Hace un par de años hubo un reencuentro incluso con Ony.
Aquello se planteó y yo tenía mis reticencias, por tiempo, porque estaba con tres obras a la vez, y dije “chicos, que no tengo tiempo de ensayar”, y haciendo puzles de agendas lo hicimos y fue una maravilla. La Joy Eslava que se petó de una manera que jamás imaginé. Tenemos una suerte tremenda, se creó una familia con las fans, porque que un grupo que ya no exista y sigan apoyándonos, viendo nuestras obras de teatro, o yendo a conciertos… Pero este es un trabajo en constante cambio, en el que te renuevas o no sales adelante, y en el que hay que compaginar muchas cosas a la vez. A mí no me gusta el término artista, yo soy trabajador que trabaja en arte, en el espectáculo, que no es lo mismo. Y también trabajo en televisión en programas como animador, calentando al público de ‘La Voz’, ‘El Club de la Comedia, ahí está el menda haciendo que la gente se lo pase pipa’.