Por Rusty
Ayer nos levantábamos con la noticia de que Pryca y Continente Carrefour retiraba de la circulación las bolsas de plástico de toda la vida de Dios, anunciándolo a bombo y platillo en todo programa de actualidad que se precie, y apoyado en lo que quizá haya resultado ser la peor campaña publicitaria de la historia después de la fieshta de Ausonia Monroy. Queridos sufridores, os presento «Bolsa caca 400 años», así, sin más preámbulos…
Como en SEC estamos siempre al tanto de la más rabiosa actualidad, y como quien os escribe es un enamorado de la queja, gran concepto, nos disfrazamos de grupo musical de los setenta y lanzamos al supermercado nuestra canción-protesta en forma de artículo, la Oda a la bolsa de plástico.
Perdemos una gran amiga que se popularizó en los años 70, cuando algún lumbreras tuvo la idea de que los derivados del petróleo servían para todo, y ya se preocuparía alguien de ponerle freno en el futuro. Pero no iba del todo desencaminado, porque, señores y señoras, este cotidiano objeto servía, efectivamente, para cualquier cosa. Servía para tirar la basura, para hacer llegar la imagen corporativa de tu súper de barrio allá donde llegase el hombre, para hacerle un disfraz de astronauta al niño de la vecina, e incluso para asesinar al niño de la vecina (hasta que le hicieron esos malditos agujeros que impedían la asfixia y hacían chorrear la basura por el descansillo…). Pero también servía para mucho más:
1. La bolsa de plástico consiguió compatibilizar el hecho de tener una mascota con el de ser un ciudadano modélico. ¿Quién no ha utilizado una de estas para recoger las deposiciones de su perro? Años y años de educar en la necesidad de recoger las gracias animales de nuestras aceras, para, cuando casi habíamos conseguido poder volver a caminar con la mirada altiva sin miedo, acabar con este elemento indispensable de nuestra vida.
2. La bolsa de plástico hizo más divertidas las reuniones familiares, porque más de una vez recuerdo haberme sentado en compañía de mi tía y mi abuela para doblar las bolsas del súper en formato triangular mientras debatíamos los problemas del mundo contemporáneo.
3. La bolsa de plástico solucionó mas de una crisis de ansiedad, porque respirando en una bolsa, se acababa el hiperventilar. Dicen que por el desgaste del oxígeno, pero yo siempre he teorizado acerca de los efluvios que pueden salir de este derivado del polietileno, que ya los quisiera Pocholo Martínez-Bordiú en vena.
4. La bolsa de plástico hizo más fácil la conservación de los peinados más originales y rompedores de cada temporada. ¿Que tenías la boda de tu sobrina la del pueblo en dos días y al salir de la peluquería se ponía a llover? Ningún problema, una bolsa del Simago en la cabeza, y solucionado.
5. La bolsa de plástico sirvió de preservativo a más de un joven poco preparado, pero creativo, claro. Nadie daba garantías de seguridad, pero a falta de una buena bolsa de pipas…
Dicen que tarda 400 años en degradarse… Durarás mucho más tiempo en nuestros corazones, querida bolsa de plástico.
Os habeis dejado uno de los usos más pop que se le puede dar a una bolsa del carrefour: cortarla a tiras y hacer un monedero de ganchillo.
Oye, que es lo que ha pasado con la web? Porque creo que por la tarde no habia ni una web cogida con ese nombre y ahora está ya cogida… 🙁 Lo llego a ver y lo cojo yo antes!!! 😀
Abrazo