Oye, no estás solo: el caso de X.

 El pasado viernes fue San Valentín, además del cumpleaños de nuestra idolatrada Mayra Gómez Kemp. Quizá por ello esta semana volvemos a tener un tema de índole amoroso en nuestro consultorio. Ahí va el correo electrónico que hemos recibido.

¡Hola Sufridores! Paso a contaros mi historia, que más que preocuparme y quitarme el sueño, me hiere en el orgullo. Hace un tiempo, conocí a un chulazo en una fiesta de cumpleaños; no le tiré la caña, porque era demasiado alpiste para muy poco pollo, y lo deje pasar. Con el tiempo, un amiga común me comento que le gusté, y que no me entró, porque pensaba que yo tenía un lío con un amigo suyo. Ésta le comentó que no había nada entre ambos, y nos dio los teléfonos respectivamente para que nos pusiéramos en contacto.

Comenzamos a hablar por whatsapp y este, al día siguiente, me dijo, que no le iba ese rollo, que prefería hablar cara a cara. Cosa que me pareció bien, pero un tanto borde, aunque yo no soy un ejemplo de formas refinadas, hicimos por quedar un domingo para comer, indicándole previamente por mi parte, que estaría por su zona, y que me dijese cuando le venía bien, cosa que no hizo, así que pase de él.

Pero como no hay dos sin tres, en navidades me escribió un mensaje para felicitarme y retomamos contacto. Salimos varias veces, había besos, arrumacos y interés por conocerse. De momento, nada de sexo, pues dejó claro que no era lo que buscaba; yo, en ese momento ya bebía los vientos por él, y de qué manera, le dije que tuviera cuidado, que había bajado las defensas y me encontraba especialmente vulnerable. Se fue de viaje a Londres y a su vuelta, no he sabido nada de él, a pesar de decirle que me gustaría quedar, su respuesta fue «ya quedamos en otro momento».

Conclusión: ¡corazón roto! Ahora va mi pregunta a todos los SEC, ¿debería pasar página definitivamente? ¿Debería preguntarle el motivo (es lo que más me interesa)? o ¿Debería tratar de reconquistarle?

Espero me ayudéis, porque, tengo segunda parte, ya que otra mora, quito la mancha de este.

Querido X: gracias por confirarnos tu caso. 

Ya lo decía Martes y Trece en Lo que necesitas es perdón. «El amor es un sentimiento muy profundo, y muy jodido». Tú estás pillado por él, y eso es algo tan bonito como una exposición de cuadros de Carla Duval, pero se ve que en la tierra adoptiva de Ruth Lorenzo algo le ha pasado, que le ha cambiado.

Sabemos que la dignidad no sirve para nada, y que si tanto te gusta, deberías volver a poner en contacto con él y preguntarle qué pasa. Así te quedas tranquilo, que es lo primordial, y según la respuesta, ya actúas de un modo u otro, como si de un libro de «Elige tu propia aventura se tratase»

A) Si te pide perdón y dice que ha estado muy liado. Ahí ya deberás analizar si pasa el polígrafo o si te está soltando una mentira podrida. Pero si crees que el muchacho ha estado más liado que Marlene Morreau en un concurso de trabalenguas, igual deberías perdonarle. Pero que se lo curre él también, y que se deje de tonterías y se baje los bóxers en la siguiente cita. Y si no se quiere bajar la ropa interior, al menos, que lleve suspensorios.

B) Si te dice que hay otra persona. Si esta es la respuesta correcta, tendrías todo el derecho, y casi el deber, de mandarlo a freír churros donde trabajaba José Galisteo. De manera elegante, puedes llamarle calientabraguetas, y le explicas que a santo de qué habéis jugado a ser Terelu y Pipi en una discoteca si luego no se va a comer el plato que ha manoseado. Él, que decía que no quería cama con nadie, aunque ahora parezca que es con nadie que fueses tú.  En este caso, te recomendamos que te eches a la calle a conocer mundo y que el mundo te conozca a ti. Y no te fíes de los que van de castos, que son los peores. Mira Pichurrín, que parecía un ser casto y bondadoso que vivía con Karmele, y al final, la Marchante acabó con más cuernos que el salón de Cantora.

Pese a todo, no nos gusta ese chico para ti. No nos has dicho tu edad, pero imaginamos que no eres una niña que acaba de hacer la comunión, e incluso es posible que Franco viviese cuando comulgaste por primera vez.  Por ello, no estás para perder el tiempo seduciendo a alguien meses y meses. Como cantaban Las Chamorro, las coristas de Antonio Carbonell en Eurovision 1996, qué rápido va la vida, te quedas viejas si no espabilas. Pasa de hombres que te marean meses antes de dejarte tocar terciopelo y búscatelos más sexuales, que seguro que te lo pasarás mejor.

Y sí, en Sufridores nos damos el lujo de decir quién te conviene y quién no, como Raquel Bollo guiando a su hijo Manuel ante el devenir de Aguassantas, solo que imaginamos, querida lectora, que tú de santa tienes poco.

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