Un día más hacemos un repaso a los mejores centros escolares de la ficción centrándonos en el Colegio Santo Tomás de Aquino, donde estudiaron Tino, Gemma, Yolanda, David, Óscar y Frank en las tres primeras películas de Parchís: ‘La Guerra de los niños’, ‘La Segunda Guerra de los Niños’ y ‘Las Locuras de los Parchís’. Un centro de barrio, normal y corriente, que no tenía periódico ni radio, ni grandes gimnasios, pero en el que ocurrían cosas tan molonas como estas.
1. Porque todos alumnos reciben la misma educación, sin importar la edad. Da igual que se lleven tres cuatro, que todos van a recibir las mismas clases. Igual era un colegio rural o algo, pero era evidente que entre los miembros de Parchís había niños de varias edades, pero todos aprendían del mismo modo historia o matemáticas.
2. Por Don Matías. El profesor que todos habríamos querido tener, interpretado por Manuel Alexandre. Yo por ejemplo odiaba profundamente a mi profesora de primero y segundo de primaria, entre otras cosas porque me metía capones con su anillo por mal estudiante y era un poco cabrona en general, y por eso anhelaba encontrar un Don Matías, hecho de amor, dulzura y muchas cosas bonita. Y es que era el mejor amigo de los niños, les enseñaba a hacer coreografías, les daba consejo con la vida… Y los padres de los críos veían normal que fuesen a casa de un señor que ya debería estar jubilado.
3. Porque permiten que haya perros en clase. El perro Supermán era la mascota de Don Matías, y por ello tenía acceso libre a todo el colegio. Estaba presente en clase, ayudaba cuando hacía falta, y además el maestro y los alumnos sabían comunicarse con él; el perro ladraba, ellos respondían en castellano, pero se entendían perfectamente, como si fuese un milagro del propio Santo Tomás de Aquino que eso fuese posible.
4. Porque los alumnos quieren tanto su colegio que se movilizaban para que no lo cerrasen. Esa fue el argumento de ‘La Guerra de los Niños’, el debut cinematográfico de Parchís, y también lo fue de ‘La Segunda Guerra de los Niños’, que tenía un guión casi calcado. En ambos casos, el colegio continuó en activo, claro.
5. Porque los niños comen en clase. Como si aquello fuese el plató de ‘Sálvame’, cuando te descuidabas te encontrabas al Flaco comiendo bocadillos, que igual había robado a otros compañeros. Mítico fue el día que llevó una funda de guitarra en la que en su interior no había un instrumento musical, sino una barra de pan con mortadela. En el recreo los niños también se alimentaban de manera chachipé, como Vicky (que aparece en ‘Las locuras de Parchís’), que se llevaba una cesta de picnic.
6. Porque el director era muy malo, pero su secretaria era todo amor. Don Atilio (Ricardo Merino) se presentaba como un tirano de cuidado que parecía que solo quería vender el colegio para acabar con la educación de los niños de la infancia; además, era un maltratador de su secuaz Cipri (Francisco Camoiras), al que le pegaba por todo. Sin embargo, destaca la Señorita Úrsula (Paloma Hurtado), que al principio parece mala, pero acaba ayudando a Parchís a que el Santo Tomás de Aquino siga abierto.
7. Porque se vive la Navidad de manera intensa. Los Parchís eran los enchufados del profesor y por ello eran los encargados de montar el Belén del colegio. ¿Recordáis cuando casi se cae al suelo y Supermán lo rescata de acabar hecho añicos? Un milagro navideño. Y como el karma navideño viene de vuelta, luego el perro casi se muere, pero milagrosamente resucita como si nada.
8. Por los pedazos de fiestas escolares que montaban. ¿Y os imagináis quiénes eran las estrellas? Claro, los niños de Parchís, que también cantaban en los recreos y en cualquier otro momento. Aunque también había cabida para otros números, como uno presuntamente cómico en el que unos niños gordos aparecen vestidos con pañales cantando la canción «Dodot, Dodot…»
9. Porque nos enseñaron que el acoso escolar no trae cosas buenas. En ‘Las Locuras de los Parchís’ llegó nueva a clase Vicky (Eva Celdrán), a la que le hacen novatadas como echarle pegamento en el asiento o romperle la silla para que se caiga. Pero Vicky demostró que la venganza se sirve fría y no dudó en devolvérsela a los abusones, pr ejemplo, regando al Flaco con una manguera. Una chica dura de pelar que acabó enamorando a David.
10. Porque en las excursiones escolares podía pasar cualquier cosa. Desde que Parchís cantase una canción (algo inédito) hasta torear una vaquilla que se encuentran en mitad del campo, o que el Flaco entre en el autobús a robar bocadillos, que quite el freno de mano, esté a punto de matarse y sea el perro Supermán quien le salve la vida.
Por estas y otras muchas razones, ¡viva el colegio Santo Tomás de Aquino!