Por Mike Medianoche
Como cantaban el Dúo Dinámico, “el final del verano, llegó, y tú patirás…”. Así pues, un año más, Bea, Desi, Javi, Quique, Tito y Piraña se vuelven a sus ciudades, dejando sólo en el pueblo al pobre Pancho. Comienza la vuelta al cole, lo que implica volver a estrenar zapatos y libros, con los debidos descuentos de Corticoles. Y a la hora de ir al kiosko a comprar la TP –porque sabemos que tú no compras el Marca–, quieras o no quieras te acabarás tropezando y comprando algún que otro primer fascículo de una colección que nunca acabarás.
La forma que tienen de enganchar es muy sencilla: hacer un precio ridículo en el primer fascículo, para que te emociones y veas indispensable esa en tu hogar una vajilla de Pocoyó, las Recetas de Arguiñano o un cuadro de la Mona Lisa en Punto de Cruz. Pero a la semana siguiente viene la indignación, al ver como se cuadruplica el precio del ejemplar, y en menos tiempo que tarda Massiel en beberse un chupito, sueltas sapos y culebras por la boca y te niegas a comprar el resto de la colección, diciéndole al kioskero eso de “hay que ver cómo se pasan con los precios, si el primero me costó sólo un euro…”.
Pero admítelo: en la estantería de tu dormitorio tienes una Mariquita Pérez; una Barriguita Edición Trajes Regionales del Mundo; unos cuentos de Calleja, un soldadito de Plomo de la Guerra Civil y una miniatura del perfume Channel Número 5. Todo ello comprado en rigurosa oferta de lanzamiento de la colección de turno. Por no hablar de tu caja “Construye tu propio…”, que tiene la primera pieza del Titanic; una cabeza de un dinosaurio en plástico fluorescente; el motorcillo de tu Fórmula Uno que nunca llegaste a construir; amén del cuco de Tu Propio Reloj de Cuco, que nunca llegó a decir Cu-cú, porque no seguiste comprando los números, ya que haciendo cálculos, el relojito salía por un ojo de la cara y parte del otro.
Aparte de eso, tu madre, en las bodas, lleva de complemento un abanico inspirado en Madame Pompadour (la de los tés), primer número de Abanicos de Colección, y tu padre firma los documentos importantes con el primer número de Plumas de colección, que se supone una réplica exacta a la que usó Napoleón Bonaparte en las Abdicaciones de Bayona –porque en SEC fomentamos la cultura, como Saber y Ganar–.
Por no hablar del salón de tu casa, donde en la estantería de DVDs, se puede leer en cada caja el membrete oportuno de la colección de donde salió: “Grandes Obras del Cine Cantonés” “Alfred Hitchcock Presenta”, “Todo sobre Almodóvar”, “Cine Erótico de Interviú”… Y en este caso es más delicioso aún, porque muchas no son ya ofertas de lanzamiento, sino películas que regalan de promoción con algún periódico. Y es que la única vez que compraste en tu vida el ABC fue cuando regalaron Los Goonies para promocionar su colección “Cine de Aventuras”.
Y es que, amiga lectora, sabemos que es difícil no caer en la tentación. Porque, que levante su diccionario bilingüe de regalo aquel que alguna vez no ha querido aprender idiomas por fascículos. Aunque a la semana siguiente, acabaste poniendo celo en el casette que acompañaba al cuadernillo para grabar encima el Boom 4 para escucharlo en el bus camino del colegio, aceptando que aprender inglés con un radiocasete es algo realmente insufrible, por muy Sufridor en Casa que sea uno.
Para concluir, desde Tu web amiga lanzamos dos propuestas:
A) Que saquen por fascículos “Playmóbiles de Colección”. Más que nada, porque aquí el que escribe –y pongo la mano en el fuego a que el compañero de piso de JoniPod también (un beso, Iván!)– compraría todos los números. Incluiría el Playmobil Monja, el Playmobil Pamela Anderson o el Playmobil Mayra Gómez-Kemp, con Ruperta de regalo.
B) La colección “Primeros Números”. En ella, cada semana recibirías a precio de lanzamiento un artículo de tu interés. Por ejemplo, una semana te tocaría un reloj de pulsera que recrease Los Girasoles de Van Gogh; a la semana siguiente, un libro de Stephen King; a la otra, un instrumento musical en miniatura… Y así con la Casa de Muñecas Andaluza, una novela de Vargas Llosa -el escritor al que Sofía Mazagatos sigue, aunque no haya leído nada de él-; Alucine: las mejores películas de terror, e incluso, las miniaturas de los Taxis del Mundo.
Y si os atrevéis: confesadlo: ¿cuántos y cuales primeros números de colecciones tenéis en vuestros dormitorios? ¿cuáles habéis acabado realmente?
Un beso por fascículo para todos, Sufridores!
jajaj ¿pero cómo sabéis que yo no compro el Marca? 😛
A ver:
Completadas:
– Enciclopedia Salvat, cuando no había wikipedia. Hoy me sirve para subir de altura el monitor del pc.
– Enciclopedia de Medicina: Como buen hipocondríaco era necesaria. Hoy, con internet, no sirve para nada.
– Enciclopedia de Astronomía, como buen aficionado a la astronomía que soy. Esa es estupenda y sigue teniendo su uso.
Incompletas: De idiomas todas jj, luego Heidi y Marco, que venían juntos, ejem, Pippi :-s , y La Casa de la Pradera, la mejor serie del mundo mundial, que abandoné porque la conseguí por otros lados, incluidos los libros originales en inglés de Laura Ingalls Wilder 😀 🙂
Yo completé la colección de Dinosaurios. Tengo las estanterías y armarios de mi casa llenos de esqueletos brillantes de T-Rex, Estegosaurus, Pterodáctilos (este colgado de una lámpara, para dotarle de realismo), etc., amén de las maquetas no brillantes y con piel de los mismos, y las paredes con los poster 3D grises (¿dónde estarán las gafas para verlos?).
La colección, si no recuerdo mal, duró unos tres años, a unas 600 pesetas por fascículo (Dios!! mis padres debieron hacer muchos esfuerzos para poder pagárnosla entera…). Cuando pensabas que ya, por fín, había terminado, te sorprendían con un folleto que te felicitaba porque, oh!, continuaba con otros 50 fascículos más. Así unas tres veces. Por orgullo, por supuesto, mi hermano y yo seguimos al pie del cañón hasta que la terminamos. Unos 20 tomos en total que, sinceramente, me limité a encuadernar y colocar en el armario. Ahora que lo pienso, me está entrando el gusanillo por leerlos…
¡¡Yo también me hice la de los dinosaurios!! Sólo que cuando terminó la primera mis padres me cortaron el grifo y ni siquiera me compré los tomos para encuadernarlas… Ahí está la pobre, guardada en una caja…
Y he de reconocer que me hice entera la colección de «Grandes Directores de cine» de El País 😛
El primer y segundo número de Ruso de Planeta de Agostini
Yo tengo completa la de damas de época pero se me ha roto la número 1 como podría conseguirla