8 razones para revisar ‘Pippi Calzaslargas’ esta Navidad

1 Porque solo tuvo 13 episodios.

Y aún así parece que la serie duró más que un culebrón venezolano. Cierto es que en España tuvimos ocho capítulos adicionales, que en realidad eran películas que se dividían por entregas, correspondientes a ‘Pippi y los Piratas’, ‘Pippi en Taka-Tuka’, ‘Pipppi Rescata a su padre’ y ‘Viaje en tren’.

2 Porque es una serie de autor, casi indi.

En serio, acostumbrados al actual lenguaje audiovisual la narrativa de Pippi es más rara que un caballo a lunares (aunque bueno, igual el símil en este caso no es válido). Y es que hay escenas muy largas de Pippi haciendo el chorra en su casa, en silencio, o lo mismo hay un más de un minuto de reloj de un grupo de niños tocando el silbato.

3 Porque la serie podía ser todavía políticamente incorrecta.

En los últimos años se ha acusado a la serie y los libros de ser racista, por comentarios como que el padre de Pippi era rey “de los negros” en una isla, o por una escena en la que se rasga los ojos como si fuese china. Aunque a mí casi me chirría más la escena en la que va a una tienda de golosinas y compra 200 cigarrillos de chocolate, un dulce que ahora mismo está terminantemente prohibido.

4 Porque ha vuelto a casa por Navidad.

Vale que las Navidades de Pippi Calzaslargas fuesen un poco deprimentes, pero es que en este 2018 Pippi ha regresado en forma de DVD. 39 Escalones ha editado un pack de 3 discos en la que se recoge toda la serie remasterizada, incluyendo los capítulos extra antes mencionados. Además, el pack trae unas postales muy cucas, que yo personalmente no voy a usar porque me encanta guardar todas estas cosas.

5 Porque se nos olvida que los narradores iniciales eran Tommy y Annika.

Aunque la serie la protagonista absoluta es la huérfana Pippi, el hilo conductor de sus aventuras lo tienen estos dos hermanos que a priori son tan cursis. De hecho en el primer capítulo nos cuentan cómo conocen a Pippi y la historia de su casa con voz en off, y en algún que otro capítulo más nos cuentan pequeños detalles que en realidad poco o nada aportaban a la trama, tipo «estábamos deseando que llegase la hora de merendar».

6 Porque Tomny y Anikka son la versión infantil de la vecina cotilla de cualquier serie.

Desde el primer momento, los críos se meten en casa de Pippi sin permiso, al más puro estilo delincuente, y despiertan a la niña. En el segundo capítulo, por ejemplo, de nuevo vuelven a meterse en casa de la niña y la vuelven a despertar, y encima le dicen que qué hace dormida si ya es mediodía. A mí me hace eso un amigo y le borro de Facebook y dejo de hablarle de por vida, porque el sueño es sagrado. Además, no se cortan un pelo a la hora de pedirle a Pippi que les haga regalos y le compre todo lo que a ellos le apetezca, abusando al máximo.

En serio, lo de los dos hermanos roza la obsesión, la manía persecutoria con Pippi. De hecho hasta se ponen el despertador antes para poder ir a verla antes de ir al colegio, para que ni dormir tranquila pueda. Es que no la dejan ni remojarse los pies tranquila, literalmente.

7 Porque Pippi es un emblema del feminismo.

Pippi es una futura mujer independiente, que no necesita a nadie para desenvolverse sola en la vida. Y no está dispuesta a someterse ante ningún hombre. En el primer capítulo ya veíamos a la pelirroja enfrentándose a los policías Kling y Klang porque no quería irse con ellos, y los espanta cogiéndolos de un puñado, y demostrando que es capaz de levantar a su caballo en brazos si hace falta.

Los policías, sin saber cómo defenderse, recurren a acusarla de bruja, quizá esperando que alguien la queme. Además, Tommy nos deja claro que nunca hay que subestimar a una mujer, cuando en voz en off nos dice “Nunca hubiese imaginado que nadie pudiera ser tan fuerte, y menos una niña”.

La serie además toca temas tan actuales como el acoso escolar, y vemos cómo un grupo de matoncillos persigue a un pobre niño. Annika y Tommy, que son dos cagados, miran cómo intentan alcanzarlos, y creen que si Pippi estuviera allí no volverían a perseguirlos. «Seis contra uno, eso solo lo hacen los cobardes» dijo Pippi cuando al fin se enfrenta a los vándalos, y al final ella se impone y provoca que todos huyan con el rabo entre las piernnas.

8 Porque Pippi nos enseñó a querernos.

Una de las principales características de Pippi es tener la cara llena de pecas, algo que podría ser un complejo para más de uno, pero ella se siente estupendamente consigo misma. De hecho, en un capítulo ve un cartel de una Farmacia en la que venden un remedio para la gente que “sufre de pecas” y ella decide entrar al negocio solamente para decir que no, que ella no sufre por sus pecas, y que le gustan, por más que la señora farmacéutica le diga que qué tontería, que cómo no va a sufrir por eso. Si todos fuésemos como Pippi harían falta menos psicólogos.