Sara Montiel: una saeta la lanzó a la fama y una saeta la reinventó

Cada Semana Santa las redes sociales se nos llenan con el mismo vídeo de Sara Montiel cantando una saeta. O algo parecido. Ocurrió en Elche en el año 2001, cuando el Cristo del Perdón indultó como cada año a un reo, y Saritísima cogió un micrófono e hizo algo a medio camino entre la saeta, el rap y el recitado que decía tal que así. Canta conmigo.

«Cristo, Cristo del perdón, que yo te pido que pongas en libertad a este rehén, que si Dios quiere, él va a hacer su vida normal, feliz, con su mujer, sus hijos y una vida maravillosa, y una maravilla queriéndote a ti. Te lo pido de corazón que le des el perdón. Aaaah, aaah, ayyyyy. Te lo pido de rodillas, te lo pido de rodillas. Te lo pido de rodillas, y creo en tu justicia y en tu amor».

De cómo Sara Montiel llegó a cantar esa saeta no hay muchos datos. Yo creo recordar que le pidieron que se cantase una, pero que primero dijo que no, porque no es su género. Pero cuando vio allí las cámaras, los micrófonos y al propio Cristo del Perdón pues le salió su devoción a flote y por eso le salió lo que le salió.

Una salida de tono -de toda tonalidad posible, de hecho- que hizo que muchos redescubriésemos a esa estrella del cine y la música nacida como María Antonia Abad. La misma que le dijo a James Dean que tuviese cuidado con el coche poco antes de que el actor se matase. La que cantaba ‘La Violetera’, ‘Fumando espero’ y canciones a día de hoy impensables como ‘Mi hombre’, la que contaba que si le pega le da igual, es natural.

Lo que muchos no saben es que precisamente Antonia llegó a ser Sara gracias a una saeta, pero no al Cristo del Perdón sino al Cristo de la Caída de Orihuela. Antonia estaba en un balcón cantando mucho ay ay ay y esas letras profundas que tienen las saetas cuando Vicente Casanova, productor cinematográfico, vio que en ella había madera de artista. El resto fue historia.