Cuando uno piensa en películas navideñas, la cabeza se llena automáticamente de títulos como ‘Pesadilla antes de Navidad’, ‘Gremlins’, ‘Eduardo Manostijeras’ o ‘Love Actually’. Sin embargo, a nadie se le ocurriría elegir ‘Showgirls’ como cine navideño, y eso que parte de la acción del filme de Paul Verhoeven transcurre en estas señaladas fiestas donde engordamos, compramos y recibimos regalos y cantamos villancicos.
IMPORTANTE: Como seguramente nunca te vas a molestar en conseguir esta peli, aquí te la cuento casi al completo. Aunque quizás al ver las imágenes que he puesto te entren muchas ganas, en ese caso NO SIGAS LEYENDO!!
En ‘Showgirls‘ nos encontramos la historia de Nomi Malone, encarnada por Elizabeth Berkley, a quien hasta entonces conocíamos por su papel de Jessie Spano en ‘Salvados por la campana’. Aunque ella en aquella serie no era la estrella, sí que vivió capítulos con gran protagonismo, como aquel en el que tomaba drogas para mantenerse despierta y poder estudiar más. Nomi decide ir a Las Vegas a ganarse la vida como bailarina, y para ello considera que la mejor opción es pintarse los labios por encima de la comisura, hacer autostop y fiarse del primer desconocido que pare.
Un conductor la recoge, y al verla con sus pintas le pregunta si es puta, algo que Nomi lleva fatal, porque cual Kitty Manver en ‘Pepi, Lucy y Bom y otras chicas del montón’, ella es modelo y actriz, pero no una puta. Como se molesta, le amenaza con una navaja, que es lo normal que hacen los autoestopistas. Al final, el hombre parece enrollado y se compromete para ayudarle a encontrar trabajo en un casino, le da un billete para que juegue a las tragaperras y desaparece. Tras gastarse el dinero, un hombre la trata como una puta y ella se pone a correr; es entonces cuando descubre que el autoestopista la engañó y se marchó con su maleta.
Nomi paga su frustración pegando a un coche, pero la dueña del mismo aparece y le dice que se calme y que deje su vehículo. Nomi vomita, y la chica, Molly (Gina Ravera), la invita a comer patatas fritas y refrescos, que es lo mejor para después de potar. Se hacen íntimas amigas y se van a vivir juntas. Molly, que parece estar enamorada de Nomi, se dedica literalmente a coser tangas en un espectáculo de topless en el Stardust, y le dice a su amiga que la acompañe una noche al trabajo, que se estrena el espectáculo ‘Diosa’, protagonizada por Kristal Connors (Gina Gershon), quien se llama así artísticamente en honor a una marca de champán. Si eso fuese en España igual se habría llamado La Cordorniú, o Freixenet Fernández.
Tras el show, en el que Nomi ha estado aprendiéndose las coreografías desde una mesita como si la vida le fuese en ello, Molly presenta a Kristal y Nomi, quien inexplicablemente y sin venir a cuento se acaricia los pechos y la vulva por encima de la ropa. La estrella se interesa por Nomi, y al enterarse que trabaja en un club llamado Cheetahs la trata como una puta, y Nomi se va corriendo. La pobre Nomi está tan enfadada que decide no ir a trabajar, y acaba de fiesta con Molly en una disco, donde baila como si estuviese ciega de coca. Como es lógico, un buitre, James (Glenn Plummer) se acerca a ella y le tira la caña, y ella le da una patada en los huevos. A Nomi la detienen por villana, y acaba en el calabozo, pero James, como se ha enamorado de ella (o es masoquista) paga su fianza; ella casi ni le da las gracias y de la nada aparece Molly para recogerla. Se comunicarán por telepatía o algo.
Esa noche conocemos al fin el Cheetahs donde trabaja Nomi: un club de striptise donde las bailarinas se ganan un extra haciendo lap dancing, consistente en hacer bailes guarros sobre hombres vestidos y que acaban eyaculando dentro de sus pantalones, por lo que el sitio debe tener unos olores que ni con Ajax Pino se van. Lo que en ‘Sinopsis de cine‘ llaman frotarse más que los muslos de un niño gordito. Del Cheetah la que más mola es Mami, una señora obesa que tiene un resorte en el sobaco para sacarse las tetas, y que hace un show tipo travesti del Morbo’s haciendo chistes de pichas y metiéndose con el público. Entre los clientes, esa noche se encuentran Kristal Connors y Zack (Kyle MacLachlan), su novio, y también director de espectáculos del Stardust, quienes van hasta arriba de coca, chupándose el uno al otro los restos de polvos que se les queda al otro en la nariz. Como a Zack le pone Nomi, Kristal paga para que le haga un lapdancing delante de ella, y Nomi no tiene más remedio que acceder, no sin antes cambiar la música, sin importarle que sus otras compañeras estén bailando para otros clientes. La escena del baile es maravillosa, sobre todo por la banda sonora, con un saxofón sonando al son de la pelvis de Nomi, que se siente un poco sucia después.
Al día siguiente, James, cual psicópata, va a ver a Nomi a su casa, le dice que tiene talento para el baile, que la noche antes la vio tirándose a Zack y Kristal, y que tenga cuidado con el sida. Lo siguiente que vemos es a Nomi con las piernas abiertas de par en par en un banco, esperando a Molly, que le cuenta que ha aprobado pero no sabemos qué, porque jamás la vemos estudiando, ni con inquietudes más allá de la costura, ni nada. Se van de compras, y Nomi se pilla un traje de Versace. Entonces descubren que viene a Las Vegas Andrew Carver, el ídolo de Molly, quien confiesa que tiene tanta sequía sexual y tanto onanismo que ya no puede enhebrar una aguja.
Nomi recibe una buena noticia esa noche: tiene un prueba en el Stardust para bailar en el espectáculo ‘Diosa’, noticia que le da un hombre que usa gafas de sol dentro de los cabarets. Ella se va a casa corriendo para contárselo a Molly, porque porque entonces no había whatsapp para dar es tipo de noticias. En el cásting todas las muchachas van muy despelotadas, y Nomi corriendo se queda en sostén y responde muy chula al director, quien humilla a las otras compañeras a lo Risto llamándolas feas o tetonas. Pero al final de la prueba le piden a Nomi que se ponga los pezones duros, y ella se lo toma como si le tratasen como a una puta y sale corriendo. Que total, la chica trabajaba enseñando las lolas, pellizcándoselas y chupándoselas en el Cheetahs y debería darle igual, pero no. Al final, Kristal le confiesa que ella le consiguió la prueba, y Nomi le dice que la odia, algo que a la diva le hace mucha gracia.
A la salida, Nomi y James se cruzan por enésima vez. Él la invita a comer «la mejor comida de la ciudad», léase una hamburguesa -y cuyo envoltorio ella tira a la calle desde el coche, la muy incívica- y acaban en casa de él preparando un show. Al final, entre baile y baile ella lo pone caliente, pero el clímax se va al carajo porque ella tiene el periodo. James, enamoradito hasta las trancas, le dice que huye de sí misma, y Nomi se asusta porque es verdad, y pide un taxi.
En casa ya de vuelta, Molly le dice que pese a todo ha conseguido el papel, y Nomi deja el Cheetahs en plan diva, diciendo que no volverá, y luego va a casa de James para contárselo, pero se siente decepcionada al descubrir que él se está calzando a Penny, otra compañera del Cheetahs a la que también la prometido un show.
Nomi va a firmar el contrato con su traje de Versace (para ella, Versés), y entonces descubrimos que ¡es Navidad! Arbolitos y decoración navideña inundan las oficinas del Stardust, donde le piden a Nomi sus datos personales, y una señora teclea todo de una manera muy exagerada, del tipo que para apuntar «Nueva York» se tira un rato tan grande que ya podía haber escrito la mitad del Quijote . Justo esa tarde tiene su primer ensayo, y le dicen que se deje de comer hamburguesas y se acostumbre a comer arroz integral con verduras, que es lo que toman las showgirls, y que nunca llore antes de subir al escenario. Cómo no serán las bailarinas, que se hacen llorar las unas a las otras. Por los pasillos se cruza con Zack, y él le enseña que no se dice Versés, sino «Versache».
Por suerte, el ensayo va bien y de Nomi alaban que «es todo pelvis», y en el show le ofrecen coca para actuar y ella la rechaza. Esa noche, entre árboles de Navidad, se produce el enésimo encuentro entre James y Nomi, quien presume de las flores que Zack le ha regalado. Sin embargo, la Malone debe pulir algunos pasos y la citan al día siguiente para ensayar con Kristal, quien vuelve a ofrecerle coca porque «es buena para los músculos», y Nomi vuelve a decir que no. La diva del Stardust le pide limar rencillas, y navideñamente se van a un centro comercial a comer, y como ya son amigas ambas hablan de tetas, de que son iguales aunque a Nomi le joda admitirlo e incluso confiesan que en el pasado han comido comida para perros. Lo normal que se cuentan las chicas en una fiesta de pijama, pero todo regado de champán. Además, Kristal, le da un sabio consejo de veterana: que si alguien se cruza en su camino, que lo pise. Más tarde llama zorra a Nomi, y ella sale corriendo, porque ya sabemos que por contrato cada vez que la llamasen zorra tenía que salir por patas. En realidad, aquí podría decirse que acaba la parte navideña de ‘Showgirls’, pero sigamos.
En el Stardust, a Nomi le va todo viento en popa y la invitan a representar al negocio en una feria de yates. Pero allí la tratan como una puta, y entonces… Sí, sale corriendo, y se chiva a Zack, muy indignada. Porque vale que ella bailase desnuda sobre hombres que corrían encima, pero no es puta. Zack regaña a su socio por tratar así a Nomi, pero luego se ríe y le dice que es broma, que no pasa nada.
Nomi sigue cabreada, y va al camerino de Kristal, que no debe tener bañera en su casa, y por eso se afeita las piernas en el camerino enjuagando la cuchilla en una ensaladera con agua. Esa noche en el Stardust hay un accidente: una compañera se cae en el escenario después de que otra bailarina tirase unas piedras para que resbalase. Es llamativo cómo el show debe continuar y nadie la recoge del suelo, y más aún: la muchacha sigue tirada en el suelo, dolorida, una vez los clientes se han ido. ¿Han hecho todo el espectáculo con ella allí en el suelo, intentando no pisarla?
Tras una visita de medio minuto de su antiguo jefe del Cheetahs y también de Mami, quien fantasea con enseñar las tetas y contar sus chistes ordinarios en el Stardust, Nomi se va con Zack a casa de éste, y allí pasa lo que yo llamo el misterio de las botellas de champán. Y es que nada más entrar, Zack sirve dos copas de este espumoso, y no prueban ni un sorbo. Nomi se va a la preciosa piscina con cataratas de delfines y palmeras de neón, y Zack lleva otra botella de champán con dos copas vacías -las otras deben estar dentro de casa calentándose- y como es toda pelvis hacen el amor debajo de la catarata, y milagrosamente ella ni se ahoga, ni le entra agua por la nariz ni nada, ni tampoco se cortan con las copas de champán, que flotan en la piscina.
Al día siguiente Nomi desayuna un poco de cocaína, aunque antes la rechazaba, pero tiene un porqué: está siendo poseída por el espíritu de Kristal, o algo así, y por eso se tira al novio de la diva, esnifa coca como ella y empieza a comportarse como una tirana. Como la lisiada era la cover de Kristal hacen una nueva audición, y Nomi es una de las candidatas, especialmente tras tirarse al director de espectáculos. Kristal dice que total para qué si en ocho años nunca ha fallado, y después de que la llamen vieja se posiciona totalmente en contra de que la elegida sea Nomi, como así pasa. Zack además se regodea de que él se ha tirado antes a Nomi que Kristal, que además de a la coca le da a la carne y al pescado.
Nomi y Kristal tienen un duelo de gatas, se llaman respectivamente vieja y puta, todo ello hablando de uñas de manera transversal. Para relajarse de la tensión, Nomi, sin venir a cuento, se come una hamburguesa encima de un coche en la terraza de un edificio, que es donde mejor se comen las hamburguesas de manera bucólica.
James estrena con Salomé su ansiado show de baile, que es un fracaso y en mitad del número ponen otra música y le hacen bajar del escenario. Nomi lo ha presenciado todo y felicita al que pudo ser su novio, y descubre que se va a casar con Salomé porque la ha preñado, aunque ella no tiene miedo a abortar y hace las coreografías que haga falta, porque lo de los embarazos con reposo no va con ella. Nomi se despide de James, que se justifica diciendo que tiene «un problema con los papos», al menos, en el doblaje en castellano. Angelito.
Lo peor está por llegar. En el Stardust Nomi se entera que no será la sustituta porque a Kristal no le sale de sus entrañas, y se mosquea tanto que la empuja escaleras abajo y la deja hecha un Cristo de esos a los que Sara Montiel cantaba saetas para que ponga en libertad a un rehén con hijos y con una vida normal, feliz, con su mujer. Nomi lo consigue así, pisando cabezas: ella será la estrella del show, su nombre sale en los carteles y la prensa acude a su primera función para preguntarle cosas sin interés. Eso sí, la policía es tonta pero Molly no, quien se cosca que su amiga, la que ahora desayuna cocaína y se tira a empresarios, pudo empujar a su rival para lograr el puesto, sin importarle si le parte el cuello o no.
A Nomi le dedican una fiesta por su debut, preciosa, con fuegos artificiales con su nombre y famosos invitados, entre ellos, Andrew, el ídolo de Molly. Molly, que primero se hace la víctima en plan «yo no voy porque tú no eras así», acude a la fiesta y sube con Andrew a la habitación, y éste, junto a unos amigotes, la violan, le chupan la cara de una manera muy extraña y le dan una samanta de palos para después dejarla marchar, que es lo que hacen las superestrellas en las fiestas de los amigos en Las Vegas.
En el hospital Nomi quiere denunciar la agresión, pero Zack le dice que Andrew es colega, y algo a´si como que lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas y que allí ni demandas ni demandos, y que se calle porque ha descubierto que en realidad se llama Shirley Ann Costello y que su padre mató a su madre, y que en el pasado fue detenida varias veces por prostitución, por agresión con arma blanca y por posesión de droga. Y que en la cama lo hace muy bien para cobrar lo poco que cobraba abriéndose de piernas.
Entonces Nomi trama su venganza: tras ponerse unas uñas de espantaja, mirarse dramáticamente en el espejo y pintarse los pezones a juego con los labios, acude a una cita con Andrew y saca la Power Ranger que hay en ella y le da una paliza de las que en el Street Fighter te gritan «Perfect!». Luego se cambia de ropa, se pone una bolsa de basura de animal print por chaqueta y vuelve al hospital, para decirle a Molly que ha pegado a Andrew y que se va de la ciudad. Al fin y al cabo, Molly no está tan mala, porque el médico le ha puesto la vía al revés y con el tubo de plástico por fuera, según chiva mi amiga Pili, que es enfermera y se meó de la risa.
Antes de irse, Nomi va a ver a Kristal y le pide perdón, en plan «fue sin querer queriendo», y Kristal la perdona porque ella también era igual de larga en lo que abrirse paso a codazos en el mundo del espectáculo se refiere. Pero antes de poner pies en polvorosa, le pide «un beso de verdad», aunque Nomi es la única que mete lengua ahí. Es entonces cuando vuelve a hacer autoestop para salir de Las Vegas, y casualidades del destino, le para el hombre que le robó.
Cuando uno ve ‘Showgirls’ por primera vez igual no se da cuenta de todos los detalles exquisitos que esconde el filme, en el cual no sabemos nada de la protagonista salvo que le gusta la hamburguesa y que odia que la traten como una puta pese a que profesionalmente se hubiese ganado el jornal con el oficio más viejo del mundo. Un auténtico placer culpable, calculadamente mala, y en la que sus pretendidos defectos son sus virtudes, como ese guión de escenas inconexas en las que no sabes si ha pasado mucho o poco tiempo (no sabemos cuándo empieza ni acaba la Navidad, que es lo que sirve para justificar este post), personajes que no aportan nada a la trama como el de James, ese rollo bollo que respiran la mayoría de las secuencias o la magnífica sobreactuación de Elizabeth Berkley, que como dicen en el número 1 del Fancine para chicas y maricas lo hace todo dramáticamente, ya sea mirar al frente, abrir una bolsa de patatas o comerse una de las hamburguesas.
Además, para el mercado doméstico existe una V.I.P. Edition que además del DVD -que viene en español latino entre otros idiomas, pero no con el doblaje que conocemos aquí- trae unos vasos de chupito, una baraja de póker o juegos para adultos como ponerle las pezoneras a un póster de Nomi. Una delicia, sobre todo teniendo en cuenta que en la película ni se beben chupitos, ni las showgirls usan pezoneras, ni nadie echa una partida al póker.
Mi película preferida. Le tengo puesto un 10 en el filmaffinity
Se pasa más tiempo corriendo que bailando. Pues me han entrado ganas de verla.
Gran peli, nunca entendí la inquina de la crítica. Al contrario que otros trabajos parecidos, esta peli muestra a la gente muy rastrera o muy gilipollas, básicamente como es la vida real.
El voyeurismo a lo Fassbinder es otro punto muy bueno, los personajes vienen y van, siempre están de fondo y en general la trama fluye de manera fenomenal.
Finalmente el papel de la Berkley es para quitarse el sombrero, desconfiada y alegre a ratos, muestra los golpes de la vida en su expresión facial, sólo con Molly se pone siempre alegre, es un detalle muy trabajado de su caracterización.
La puesta en escena está muy currada y te atrapa desde el principio.Si no la habéis visto, dadle una oportunidad, no os decepcionará.