Los universos de Disney y Stephen King parecen lejanos, pero quizá no lo sean tanto. Esta semana revisioné ‘Dumbo’, la película del paquidermo más desgraciado que María de la O, y masticando la historia me di cuenta que me recordaba mucho a la de la joven Carrie, la telequinética a la que le sienta muy mal que le echen sangre de cerdo en el baile de graduación.
Tanto ‘Dumbo’ como ‘Carrie’ tienen un origen literario, pero sus historias se hicieron mundialmente conocidas gracias al cine, con tramas que en realidad son muy similares salvo que lo que en una pasa en un instituto en la otra sucede en el circo.
En ‘Dumbo’ nos encontramos la historia de una cría de elefante que, como Carrie White, es diferente a aquellos que le rodean, lo que le hace sentirse bastante solo. No tiene padre, y su madre es una señora muy sobreprotectora que tampoco acaba de encajar con su entorno. Por velar que nadie ataque a su hijo, la señora Jumbo acaba ganándose la fama de loca, la misma que tenía la señora White.
Carrie quiere ser una más, pero las demás se ríen de ella y le tiran compresas y cotillean de ella a sus espaldas, culpándola de todos los males del mundo como que tengan que hacer horas extras de gimnasia.
Dumbo, por su parte, quiere ser un elefante más del circo y participar en sus shows, pero las viejas elefantas solo chismorrean sobre él y sus orejas, le hacen el vacío y le consideran el culpable de que la señora Jumbo esté encerrada en una caravana
Un día, alguien se compadece tanto de Dumbo como de Carrie. El paquidermo comienza a ser amigo de Timoteo, un ratoncito que le ayudará a que logre una gran carrera en el mundo del circo, y con su persuasión convence al director de que le dé un papel importante en el show.
Carrie, por su parte, recibe la compasión de Sue Snell, una compañera que quiere ayudarla a ser una más dentro del instituto, y para ello “le presta” a su novio para que la acompañe al baile de graduación.
Carrie y Dumbo saben que tienen algo que los hace diferentes a los demás. Carrie puede mover objetos con la mente, especialmente cuando se mosquea, y Dumbo comprueba que con sus orejas puede volar, algo que descubre un día que aparece en lo alto de un árbol tras beber agua con champán.
El clímax de ambas películas viene en un gran evento en el que sus protagonistas van muy maquillados. En su graduación, Carrie White, tras ser humillada, usa su poder para vengarse de todos los que la han herido. Unos buenos manguerazos de agua por aquí, unas puertas que se cierran por allá, un poco de cortocuircuito, y al final, un incendio que hace que todos enloquezcan.
En la otra película tenemos a Dumbo en el circo, donde ha vivido la «humillación» de ser relegado a payaso en vez de hacer un show como elefante. En su número hay un incendio en un edificio y él tiene que saltar desde la última planta; durante su salto es cuando usa sus enormes orejas para volar, sin que nadie se lo espere, y mientras todos alucinan ejecuta su venganza: persigue a los payasos que le hacían tirarse desde el edificio en llamas, el director acaba con la cabeza metida en un cubo de agua, y usa su nariz como escopeta para lanzar cacahuetes a las elefantas que le hicieron la puñeta.
El final de ambos, eso sí, es diferente. Carrie morirá en su casa, demostrando que la venganza no es buena; Dumbo, sin embargo, triunfa, y nos enseña que si te han acosado y te vengas todo te irá sobre ruedas, te convertirás en una superestrella y sacarán a tu madre de la cárcel.