Los libros del ‘Un, dos, tres’: el nuevo de 2016

En estos días he devorado con gran premura el libro ‘Un, dos, tres, responda otra vez‘ (Diábolo Ediciones) de Miguel Herrero, que no lleva ni un mes en las tiendas. Una joyita dedicada al mejor programa televisivo jamás grabado, y que es el primero que recoge toda la historia del mismo sin ningún tipo de sesgo, y que complementa la bibliografía básica undostresera publicada hasta la fecha junto al primer y segundo librojuego de los años sesenta y el libro de los años ochenta.

Pese a que soy un fan del ‘Un, dos, tres’ de manual admito que el libro me ha descubierto muchísimos datos que desconocía del programa. Es algo así como «todo lo que quiso saber sobre el ‘Un, dos, tres’ pero es un dato tan raro que jamás se te habría ocurrido preguntártelo». Al igual que en otras obras suyas anteriores, el autor, Miguel Herrero, tira de su particular hemeroteca para ir recordando cómo se vivió el ‘Un, dos, tres’ año a año, etapa a etapa, con declaraciones de los principales protagonistas a lo ‘Hormigas Blancas’.

Así, por ejemplo, descubrimos que Chicho ya hizo una precuela en América Latina llamada ‘Un, dos, Nescafé’,  y que inicialmente estaba previsto que las parejas de concursantes fuesen cinco o seis -indiquemos que al principio eran cuatro, aunque tres sea lo más recordado- y que por recomendación de su entorno no aparecía acreditado en los primeros programas, pues su imagen estaba muy ligada a la ficción televisiva de terror, y un concurso podría ser contraproducente para él. O eso pensaban.

Del apartado musical destacaría que la primera sintonía del programa fue ‘Comme un garçon’ de Sylvie Vata, y que el primer tema original lo compuso el Dúo Dinámico; precisamente, Ramón Arcusa luego sería el impulsor del Trío Acuario surgido a raíz del concurso, con Mayra dando el do de pecho antes de ser la presentadora.

El programa traía la fama instantánea a cualquiera que saliese en él, pero no todos los artistas saben lidiar con esto. Es por ello que Juan Tamariz se cortó el pelo y usaba pelucones cuando hacía de Tacañón, para que luego no le parasen en el supermercado llamándole malo y villano, y Josep María Bachs, el presentador de la última etapa de los noventa, empleaba gafas y bigote postizos también para mantener el anonimato una vez los focos se apagan.

Confieso que tampoco sabía que las azafatas eran conocidas inicialmente como Cicuta Girls, y que si llevaban gafas era por idea de Kiko Ledgard, el primer presentador. Hubo además un proyecto de hacer una película sobre el ‘Un, dos, tres’, pero se quedó en el tintero, como aquella de Jesulín y la Pantoja.

Una parte que me ha hecho mucha gracia ha sido la referida a los juegos pirata que salían del concurso, esos tipo Falomir Juegos. Alguno los conocía, como el de Clotilde, pero no sabía, por ejemplo, que hubo uno de una calabaza llamado La Pepita, y que incluso en un programa Mayra Gómez Kemp animó a no comprar juguetes de imitación undostreseros porque tenían muy mala calidad y podían resultar tóxicos, pero que los que llevan el logo de TVE sí que tienen la calidad necesaria.

Hablando de copias e imitaciones, muchas veces he pensado que cuánto se llevaban en los ochenta las mascotas naranjas como Naranjito y Ruperta, pero desconocía que los creadores de la calabaza cantarina llegaron a denunciar a los del cítrico futbolista por parecido razonable.

Seguro que alguna vez has repetido vestido en una boda o en un evento, cual Letizia Ortiz. Pero antes que la reina, Mayra ya lo hacía. En cierta ocasión presentó el concurso con un modelito que ya había lucido en el mismo plató con anterioridad, y un día una señora la paró por la calle para criticárselo. Pobrecita. Igual que el Chollo fue un adelantado a su tiempo, pues la mascota fumaba puros y antes de que el tabaco se censurase en televisión con borrones ya censuraron al Chollo en la portada de un juego de mesa, pues no quedaba bonito que los niños lo viesen fumar. Curiosamente, en los cuentos  que se hicieron de este personaje sí lo vemos fumar, porque ahí no lo veían tan mal. O algo así.

Todo el libro del ‘Un, dos, tres’ está más que lleno de anécdotas, pero personalmente si hay una que me ha dejado picueto fue que en una ocasión una señora sufrió un aborto en plató. Sería por los nervios de las cámaras, pero la mujer, que estaba encinta, empezó a sentirse mal, se llamó a una ambulancia y al final resultó que había perdido el bebé.

Por último, un par de pensamientos que me han venido a la cabeza al leer el libro. Primero, que qué influencia tuvo el ‘Un, dos, tres’ sobre ‘Médico de familia‘: Emilio Aragón pudo ser el presentador de la tercera etapa, la que al final hizo Mayra -se le llegó a hacer una prueba, y también fue invitado en la subasta por su musical ‘Barnum’-, Lydia Bosch fue azafata, el señor Manolo y su amigo Matías -Pedro Peña y Luis Barbero- fueron cómicos de la subasta, y Luisa Martín, la Juani, también.   Por otro, que fue el primer programa español que se exportó al extranjero y triunfó como la fregona y el futbolín, pero que su germen y esencia es totalmente latinoamericana: Chicho es uruguayo, y sus dos primeros presentadores también eran de aquel lado del charco, pues Kiko Ledgard era peruano y Mayra nació en Cuba.